martes, 17 de mayo de 2011

150 preguntas

Hay personas que hasta que no te han hecho la radiografía completa no te sueltan. Dentro de esta categoría de preguntones los hay malos y los hay peores. Hay quien te bombardea a preguntas como si fuera una ametralladora, es decir, no espera a que respondas, ni siquiera sé como pueden tomar aire entre pregunta y pregunta. Aunque sentirte acribillado nunca es agradable, al menos no hace falta dar información a cambio.

Luego hay las que sí escuchan y procesan. Es decir, guardan esa información como un tesoro para luego sacarla cuando menos te lo esperas. Tienes que ir con cuidado con lo que respondes porque volverá a salir a la luz en el momento más inconveniente. No importa que ese día tuvieras un día pesimista y contestaras viendo el vaso medio vacío o, al contrario, que tuvieras uno de esos días utópicos en que crees que el mundo es maravilloso y toda la gente es buena y contestes con ingenuidad, por no decir estupidez. A veces, contestas lo primero que te viene a la cabeza porque ni siquiera estás prestando atención. Pues bien, hay que tener cuidado con lo que respondes porque esta persona lo archiva.

Pero todavía hay una categoría peor que la que pregunta, escucha, procesa y archiva y es la que encima comparte. Sí sí, comparte esa información. Cuando le pregunten por ti, o salgas en una conversación, esa persona dirá que te vio y compartirá toda esa información que ni tu recuerdas haber dado.

Yo ya he decidido que cuando preguntan, me voy por la tangente, contesto vagamente, un no sé, ya veremos, lo estoy pensando, etc. Así, a lo mejor, como la información no es muy interesante puede que no la compartan, y quizás, sólo quizás, no me pregunten más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario