viernes, 28 de septiembre de 2012

Nuevo fichaje

Mi madre se ha unido a la "agencia matrimonial" que han creado mis amigos. Ayer, mientras le ayudaba con unos papeles me suelta: "el otro día estuve con mi amiga fulanita y me contó que todavía tiene un hijo soltero". Pues me alegro por ella, le hubiera contestado con toda la carga de ironía posible pero opté por ignorar el comentario. Pero claro, cuando a una madre se le mete una idea en la cabeza es imposible hacer como quien oye llover. Volvió al ataque. "Creímos que estaría bien presentaros" ¡Ay! Ya está, vengo unos días de visita y me montan una cita a ciegas. "Bah, seguro que es un pipiolo" le contesté rezando para que así fuera... pues no, la criatura tiene dos años más que yo. Así que volví a la táctica inicial, ignoré el comentario, sabía que cuánto más preguntara buscando incompatibilidades irreconciliables, más me vendería mi madre al posible pretendiente y menos opciones tendría de librarme de una cena con un perfecto desconocido. Mi madre no insistió más. No significa que se haya rendido, las madres no se rinden. Tan sólo que, como estratega digna de haber sido una generala de Napoleón, está preparando el siguiente ataque. Será como en las grandes batallas, por sorpresa y con un ejército totalmente organizado y dispuesto a morir por la causa. Pero estaré preparada.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Los amigos de mis amigos ¿son mis amigos?

El otro día alguien me contaba lo mal que le caía la amiga de una amiga. A mi me pasa a menudo. Amigos de amigos míos que me caen gordos, incluso muy gordos. A parte de que estoy convencida de que eso es recíproco, no entiendo porque hay que tener una relación cordial con gente impertinente. Si es el/la novio/a de un amigo, te fastidias, te callas y sacas la sonrisa más falsa que tienes, porque es amigo tuyo y le quieres y aceptas el hecho de que se ha enamorado de una cretina (o ella de un cretino, pasa en todas partes). Pero por alguien con el que sólo coincides esporádicamente cuando no tienes manera de escaquearte, me parece un esfuerzo innecesario.  Lo sé... es bueno mantener un estado de armonía para no matarnos entre todos, y lo intento, creedme, pero la diplomacia nunca ha estado entre mis puntos fuertes, ¿para qué? si con la cara pago. Se me da mejor la guerra fría, es decir, ignorar al que me cae mal y aguantar el tipo de la mejor manera posible para no sacarle las uñas, pero sonreír.... ¡ufff! Paso. ASí que no, los amigos de mis amigos no son mis amigos, al menos, no todos.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Agencia matrimonial

Últimamente mis amigos están muy activos en que yo tenga una relación sentimental. Algunos tienen ya hasta el nombre del elemento en cuestión. ¡Angelito! Otros están haciendo listas de posibles candidatos. Yo los dejo hacer... sé que llegado el momento haré lo que me de la gana, así que para que gastar energía y tiempo en discutir con ellos. Deberían montar una agencia matrimonial, de ese modo harían de celestina con los que realmente quisieran, podrían cobrar por ello y además a mi me dejarían tranquila. Hay el que incluso está haciéndome chantaje: tengo hasta finales de septiembre sino él se encargará de hablar con su "concursante" al respecto. Es una pena... si cumple su amenaza se perderá una amistad de muchos años. Yo no negocio con terroristas. Y así está mi vuelta al cole... como si yo no tuviera nada más que hacer que dejarme marear por mis amigos. Además todos dan su opinión como si yo la hubiera pedido. Un poco más de fe en que yo sepa lo que me convenga ¿es mucho pedir?

viernes, 14 de septiembre de 2012

Inspiración

Hace un momento, un amigo que trabaja este viernes por la tarde me ha pedido que escribiera algo para que    las horas en la oficina le fueran más amenas. No voy a entrar en su productividad porque eso es algo que sólo le atañe a él y a su jefe. Le he contestado que si mi inspiraba pondría algo. Y lo que me ha inspirado es el tema que él me ha propuesto: "por qué no pones algo tipo: no puedo contar nada pero acabo de recibir un ramo de rosas con un billete para ir a pasar este finde a París" (sugerencia literal mediante Whatsapp).
Evidentemente no voy a escribir eso porque sería una mentira y de las gordas. Nadie me ha enviado un ramo de rosas y mucho menos un billete de avión a París. Y si me lo inventara luego tendría a muchos de vosotros llamando para preguntarme si es verdad y quien es el susodicho. Pero me ha hecho pensar ¿cuánto hace que no recibo flores? ¡Siglos! A parte del hecho de que no parece que haya quien quiera enviármelas, creo que se ha pasado de moda el que los hombres envíen flores sin ninguna razón aparente. ¡Qué pena! Con lo que nos alegra a las mujeres y lo que nos sube el ego. Los hombres se empeñan en decir que somos muy complicadas y no se dan cuenta lo fácil que es tenernos contentas. Eso sí, nada de flores para pedir perdón. No lo soporto. Suelo asociar lo que dura su arrepentimiento con la caducidad de las flores. Es decir, un suspiro. Pero que llamen al timbre y al abrir la puerta encontrarte un ramo de flores sólo porque han pensado en ti al pasar por una floristería me parece lo más. Lo sé, es anticuado y cursi, pero que le vamos a hacer, me encanta.
Lo del billete de avión tiene más miga,  no voy a entrar en ello, sólo decir que la alegría dependerá quien te lo envía y el plan en el que lo hace.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Accidentes domésticos.

Este verano ha sido de lo más movidito. No os emocionéis, no tiene nada que ver con mi vida sentimental que en fin... no parece que avance. Ha sido un verano lleno de accidentes domésticos. Para empezar he roto tantas copas de la manera más absurda que el armario donde las guardo en la cocina hace eco. Además hemos tenido un pequeño accidente con el coche, que aunque fuera yendo a dos por hora por dentro del garaje el coche quedó como si un autobús se hubiera lanzado contra la esquina derecha de la parte delantera. También casi me traga una ola por no caer antes de salir de casa que con esas olas no puedes ir con biquini si no ahogarte intentando no perderlo. Para acabarlo de arreglar he tenido ciática, el dolor era intenso, sobre todo el de mi amor propio que en cuanto la doctora me dio su diagnóstico envejecí 100 años más o menos. Pero cuando ya pensaba que todo eso había pasado, que ya estaba de vuelta a la vida diaria en la capital, ayer fui a poner en marcha la impresora y no sólo no funcionaba sino que parecía un árbol de Navidad con todas las luces parpadeando. Llamé al servicio técnico, como es del 2004 no hay servicio técnico, solo un departamento comercial que te habla del plan renove de las impresoras. Ahora, cada vez que me acerco a cualquier objeto, copa, ordenador o un simple bolígrafo (si hay alguna manera de romper uno estoy segura que voy a ser yo la que lo descubra) voy con muchísimo cuidado y aún así sé que voy a romper algo más. ¿Se puede ser más patosa?

miércoles, 5 de septiembre de 2012

La vuelta a la meseta

Cada vez que tengo que coger el taxi para ir al aeropuerto y volver a Madrid desde mi isla bonita hay un instante en el que me pregunto ¿y si pierdo el avión? ¿Sería tan grave? Y me quedó ahí, sentada en la terraza mirando el puerto y dándole vueltas al asunto durante diez minutos. Luego reacciono y mi lado responsable decide que con lo que cuestan los aviones no estás para hacer tonterías, y volver vas a tener que volver igual, así que ¡ánimo! Y salgo por la puerta.
Mi vuelo era por la noche así que esos diez minutos se convirtieron en veinte porque había una puesta de sol preciosa. ¿Me estaré volviendo cursi? No, es que cualquier excusa es buena para no coger un avión de vuelta. Esta vez apuré un poco más y creí que iba a perder el avión de verdad. Pero cuando llegué al aeropuerto y busqué mi vuelo en la pantalla, mi avión ya tenía un aviso de "retrasado". Al final salió sólo 15 minutos más tarde pero yo, mientras esperaba sentada ante la puerta de embarque, lo quise ver como una señal. ¿Y si me está dando tiempo de pensarlo otra vez y salir por donde he entrado? Pero en realidad tampoco creo mucho en las señales y al momento mi mente racional me avisó de que eso suponía llegar todavía más tarde a casa.
Finalmente embarcamos y cerraron las puertas del avión. Ya no había escapatoria. Oficialmente se habían acabado las vacaciones.