martes, 31 de mayo de 2011

Poco inspirada

Hoy estoy poco inspirada. No sé si es por el día o porque mi cabeza sólo piensa que en 48 horas estaré al lado del mar (no digo en la playa porque de momento amenazan lluvia). Así que estoy dando vueltas a la maleta, a que hora tengo que salir camino al aeropuerto para ir bien de tiempo, las cien mil cosas que tengo que hacer entre hoy y mañana y lo que haré en cuanto llegue a Ibiza. ¡Qué ganas! Esta vez no va a ser relax absoluto ya que el sábado llega una amiga con su hermana y, como nunca han estado en Ibiza, habrá que hacer la ruta nocturna. Hace siglos que no la hago así que también me apetece trasnochar un poco. Espero así volver a Madrid con mi estado zen recuperado que lleva unos días desaparecido.

domingo, 29 de mayo de 2011

He despertado a la bestia

Dicen que después de la tormenta llega la calma. En mi caso es al revés, después de más de un mes de calma total llega la tormenta. Ayer un amigo me aconsejó que sacara el cactus que llevo dentro, yo prefiero llamarlo erizo, y que volviera a ser mala y sin pelos en la lengua. Según él no puedo ir contra mi naturaleza y además me iba a divertir muchísimo más. El problema es que he perdido la práctica después de más de un mes portándome ejemplarmente y me temo que en vez de salir el erizo, lo ha hecho el escorpión. En este momento cuando pincho, enveneno. Y no puedo evitarlo. No puedo callarme. ¡Es un horror! Tengo que volver a mi estado zen. ¿Cómo podemos desequilibrarnos en tan sólo un fin de semana? Es más, no en un fin de semana sino por oír un simple comentario que nos pone de los nervios. Menos mal que hoy es lunes y vuelvo a la rutina y que el jueves amaneceré en la playa donde pienso relajarme unos días para recuperar el orden.

viernes, 27 de mayo de 2011

Operación verano

Se acerca el momento de ponerse el bañador y todo el mundo empieza a hacer dietas milagro. Un amigo mío el lunes empezó una de ellas. Yo no creo que esté gordo pero en fin, se compró un libro y está decidido a seguirlo. El empezar a seguir las instrucciones sin haberlo leído entero es lo que yo llamo fe ciega. Había oído hablar del libro en cuestión, se fue a una librería, lo compró y se leyó el primer capítulo donde le prohíben comer cualquier cosa que baje de los 20 euros, es decir, puede comer un solomillo o pescado pero no embutido o una pasta. (No sé si es un régimen para el cuerpo o para el bolsillo). Ayer me confirmó que ya se había leído el segundo capítulo y el domingo empieza la "consolidación" (vete a saber que diablos significa eso). A ver cuando llegamos al final donde le dirá que todos los quilos que ha perdido los recuperará en un siantamén a no ser que siga pasando hambre y se castigue en el gimnasio. Mientras, otro amigo común no deja de enviarle imágenes con hamburguesas y comidas por el estilo para hacerle el día más llevadero. Esto son amigos que te apoyan y lo demás son tonterías. Hoy vamos a cenar. Hemos decidido que elige el del régimen pero no os creáis que el resto somo "facilitos"; uno con la dieta y su agua de Vichy, dos con la intolerancia y yo que según todo el mundo, no como de casi nada. Somos la alegría de cualquier restaurante ¿eh?

Yo no creo en las dietas milagro, creo en el comer sin hartarse y si un día te tomas una paella al día siguiente ensalada. Por mucho que adelgace nunca tendré el cuerpo de Elle Macpherson así que ¿para qué amargarme?

jueves, 26 de mayo de 2011

Rehenes

Cuando acabas una relación siempre quedan rehenes por ambas partes. Cosas que sabes que la otra persona va a echar de menos: un jersey, un libro, una película. Son cosas que no tienen porque tener un valor monetario muy alto pero que son carísimas a la hora de recuperarlas. Llega un punto, que depende de como haya ido esa relación y la ruptura, te sale más a cuenta renunciar a ellas y considerarlas parte del acuerdo de separación que pagar una cifra emocional astronómica.

Un amigo mío estuvo tonteando durante una temporada con una chica que no sabía que quería y, mientras lo decidía, estuvo mareando a mi amigo un buen rato. Al final aquello acabó en agua de borrajas y mi amigo volvió a su vida. Pero la otra parte se quedó un rehén. Él le dejó una guía para un viaje que ella iba a hacer y nunca se la ha devuelto. Bien, diréis, es una guía, puede comprarse otra, y es cierto, pero esa guía tenía sus anotaciones de cuando él estuvo ahí y además, es SU guía. En fin, que si mi amigo quiere volver a ver esa guía no tiene más remedio que pagar el rescate: hablar con ella. Cosa que no le apetece lo más mínimo.

martes, 24 de mayo de 2011

Terrazas

En cuanto empieza el calorcito en Madrid la gente se tira en plancha a las terrazas. Y es muy agradable, ahora. Pero es que esto dura hasta octubre, es decir, en pleno mes de julio y agosto, cuando nos morimos de calor, en esta ciudad seguimos prefiriendo estar en la calle que dentro de un bar con aire acondicionado. ¡Es increíble! Yo, que soy friolera hasta extremos insospechados, he de reconocer que me alegro. Dentro de 15 días a mi ya pesado bolso (porque con las cosas que llevo parece que, en vez de una tarde, es toda una semana lo que voy a estar fuera) tengo que añadir una rebeca. Por la calle paseas encantada con tu manga corta pero en cuanto entras en un local preparado con semejante frío que ni el helado se deshace, empiezas a tiritar. Y toda tu alegría de haber pasado un invierno sin resfriarte se acaba cuando coges una galipandria en pleno mes de junio. ¡No hay quien lo entienda!

Mi móvil y yo

Con mi teléfono tengo una extraña relación. Desde el momento en que me encontré llamadas perdidas de mi propio número, me di cuenta que mi móvil tenía una personalidad compleja. Sí, sí, llamadas perdidas de mi propio número, es decir, que mi teléfono se llama a sí mismo para luego no contestarse.

Mi relación con él ha pasado por épocas de adoración absoluta hasta de odio más acérrimo. En este momento estamos en la fase de indiferencia total. Si estoy en casa, solemos estar en habitaciones distintas. Ya no va conmigo por la casa y él, como revancha, hace todo lo posible para que no lo oiga cuando suena. Así que, por la noche, cuando lo pongo a cargar (tampoco voy a matarlo de hambre) me encuentro llamadas perdidas y mensajes que no he contestado. Cuando coincidimos en la misma habitación hay un silencio sepulcral entre nosotros. De vez en cuando me avisa de que tengo un email, mensaje o llamada, como un toque de atención con el que intenta decirme que está ahí. Yo, que sigo bastante pasota, a veces le hago caso y otras no.

En fin, que somos como una pareja que cada vez tiene menos cosas que decirse pero que, en el fondo, no puede vivir la una sin la otra. Supongo, que con el tiempo, acabaremos arreglando nuestras diferencias y volveremos a ser uña y carne pero hoy por hoy, estoy bastante decepcionada con su comportamiento.

domingo, 22 de mayo de 2011

Domingo de tele

Ayer me pasé toda la tarde delante de la tele ¡qué horror! Pero entre la Fórmula 1 y las elecciones no pude evitarlo. Eso sí, es gracioso ver como cambian las encuestas y los resultados según el canal que sintonices. En Telemadrid, a partir de las 6 de la tarde, el PP ya arrasaba, en cambio en TVE1 todavía no tenían datos. A partir de las 8 la euforia se desataba en algunas cadenas, mientras que en otras, con cara de circunstancia iban dando los resultados.

También hay que destacar el mensaje del político de turno cuando ha ganado o ha perdido. Bueno, haber perdido no, eso no lo reconocen nunca. Siempre encuentran una vía por la que irse por la tangente. Este año, no podía ser de otra manera, la crisis. No es que la población no les haya votado porque no han podido gestionarla, nooooooo, eso sería reconocer un error. Es que simplemente, en el mundo, ha habido una crisis. No es culpa de ellos sino del mundo en general.

Finalmente están los indignados, con quienes estuve el viernes por la mañana en la Plaza del Sol. Esos ya son un caso a parte, porque ahí se van a quedar una semana más. Espero que cuando se cansen y decidan volver a su casa se tomen la molestia de limpiar y dejar aquello como estaba, porque ahora mismo da pena.¿Es necesario disfrazar al Oso y el Madroño? ¿Es necesario decorar con carteles las fachadas y las salidas del metro? En fin, sólo espero que demuestren ese sentido cívico del que presumen.

viernes, 20 de mayo de 2011

Puerta del Sol

Ayer quedé, como todos los jueves, con unos amigos. La conversación giró sobre el llamado movimiento 15-M. Todos coincidían que eso no era una organización espontánea de idealistas sino que estaban manejados, a parte de la ilegalidad de que estén ahí el sábado o que sea un ensayo para dentro de un año cuando hay elecciones generales. Todo eso puede ser, probablemente lo sea, yo de política hace tiempo que ya no entiendo nada. Todos me parecen una panda de oportunistas que son capaces de cualquier cosa por salir elegidos, así que voto al que me parece menos malo. Y eso me parece una pena. Pero en fin, hablando de esos "utópicos" que han acampado en la Puerta del Sol, esta mañana he decidido que me voy a pasar por ahí, a ver que es lo que realmente ocurre, porque otra cosa es evidente: los medios de comunicación tampoco es que sean muy objetivos hoy en día, y menos cuando estamos a 48 horas de unas elecciones. Por lo que me voy a acercar a la Puerta del Sol, cámara en mano, y voy a comprobar por mí misma si se trata de una concentración de protesta ciudadana o una excusa más para organizar un botellón.

jueves, 19 de mayo de 2011

Palabrotas

Ayer me llamaron cursi porque no digo palabrotas. Exactamente fue porque en vez de "joder" dije "jolines". Es increíble que, hoy en día, el no decir palabras malsonantes se traduzca en cursilería. Lo siento, a mí no me gusta decir tacos. Es cierto que de vez en cuando, cuando me sacan de mis casillas puedo recitar una retaíla propia de un descargador del puerto de Marsella. Pero ocurre en raras ocasiones. No digo tacos y si por eso me llaman cursi quizás que vuelvan al colegio a aprender el significado de los distintos adjetivos calificativos. Cursi, según la Real Academia de la Lengua es lo siguiente:

1. adj. Se dice de un artista o de un escritor, o de sus obras, cuando en vano pretenden mostrar refinamiento expresivo o sentimientos elevados.

2. adj. coloq. Dicho de una persona: Que presume de fina y elegante sin serlo. U. t. c. s.

3. adj. coloq. Dicho de una cosa: Que, con apariencia de elegancia o riqueza, es ridícula y de mal gusto.


Decididamente no me veo en la primera acepción, no me considero ni artista ni escritora y mucho menos mostrar sentimientos elevados, creo que mis sentimientos son bastante más terrenales. Respecto a la segunda, yo no presumo de nada. Y la tercera, no soy una cosa.

Así que siento que me consideren cursi por encontrar otra manera de decir las cosas sin tener que utilizar palabras que hacen que mi madre suspiré y exclame: ¡para eso tanto esfuerzo en educarte!

miércoles, 18 de mayo de 2011

Voto por correo

Ayer cumplí con mi deber como ciudadana, pero he de reconocer que no lo ponen fácil. Todo empezó la semana pasada cuando con un amigo fuimos a solicitar el voto por correo. Te hacen rellenar varios impresos, los entregas y te dicen que cuando te envíen los papeles tienes que estar en casa y que si no estás te dejan un aviso para que los recojas en correos.

El lunes, cuando llegué a casa al mediodía había pasado la cartera y al ver que yo no estaba dejó dicho que volverían por la tarde. Ayer yo no había recibido nada. Según el portero vinieron pero yo no abrí la puerta ¿será porque no llamaron al timbre? En fin, que el cartero se fue con mis papeles y el aviso y empezó mi peregrinación por las oficinas de correos.

Primero llamé al 112, Atención al ciudadano de la Comunidad de Madrid. Me dijeron que tenía que llamar a correos. Llamé a la oficina donde supuestamente yo debía recoger los papeles. Ahí me dijeron que mis papeles no estaban y que tenía que llamar a la oficina de salidas, por lo visto para el mismo barrio no salen y entran las cartas por el mismo sitio. Llamé ahí. Éstos me informaron que una vez el cartero de correo ordinario (en mi caso cartera) no ha podido dejar los papeles pasa a la oficina de urgencias. Una tercera ¡genial! Yo, que ayer estaba cargada de paciencia, llamé a urgencias. Una funcionaria de correos muy amable me dijo que sin mi número de voto era imposible saber donde estaban mis papeles. Que debía llamar al censo, sí sí al censo, pedir mi número de voto y volver a llamarla. Eso hice. En el censo deben estar muy acostumbrados porque me lo dieron sin que tuviera que explicarles absolutamente nada. Volví a llamar a urgencias. Mis papeles estaban ahí. Podía pasar a recogerlos ahí y luego ir a la oficina donde podía depositar el voto (en urgencias no puedes hacer ambas cosas) o esperar a las tres de la tarde y recogerlos en la oficina donde sí podía, llevando el número que me habían dado en el censo. Así que quedé que a las tres iría a recogerlos y votar.

A las tres en punto llegué a la oficina, después de hacer la cola me dijeron que entregas era la otra puerta. Dentro de la misma oficina hay varias puertas que no se comunican entre ellas. Me fui a la otra puerta y ahí me dijeron que lo que me habían contando no era cierto, que si no tenía el aviso significaba que mis papeles no estaban ahí y que los votos no llegaban hasta las siete de la tarde. Volví a llamar a urgencias. Resulta que a las tres es el cambio de turno así que la funcionaria con la que había hablado ya no estaba pero se puso un funcionario muy amable. Me preguntó si llamaba desde el teléfono de la oficina, le dije que no y me pidió mi móvil y así me llamaba él "de gratis". Llamó en seguida y me dijo que mis papeles seguían ahí pero que en 10 minutos estarían en la oficina de entrega.. Sorprendentemente era cierto. Los recogí y de ahí fui a la "otra" puerta, hice otra cola y finalmente conseguí votar.

Luego se quejan del absentismo pero es que es desesperante. Menos mal que al menos en correos son gente amable, bastante desorganizada, pero amable y pusieron todos sus medios para que una pudiera cumplir con su deber. Eso sí, en las próximas me lo pensaré dos veces antes de votar por correo.

martes, 17 de mayo de 2011

150 preguntas

Hay personas que hasta que no te han hecho la radiografía completa no te sueltan. Dentro de esta categoría de preguntones los hay malos y los hay peores. Hay quien te bombardea a preguntas como si fuera una ametralladora, es decir, no espera a que respondas, ni siquiera sé como pueden tomar aire entre pregunta y pregunta. Aunque sentirte acribillado nunca es agradable, al menos no hace falta dar información a cambio.

Luego hay las que sí escuchan y procesan. Es decir, guardan esa información como un tesoro para luego sacarla cuando menos te lo esperas. Tienes que ir con cuidado con lo que respondes porque volverá a salir a la luz en el momento más inconveniente. No importa que ese día tuvieras un día pesimista y contestaras viendo el vaso medio vacío o, al contrario, que tuvieras uno de esos días utópicos en que crees que el mundo es maravilloso y toda la gente es buena y contestes con ingenuidad, por no decir estupidez. A veces, contestas lo primero que te viene a la cabeza porque ni siquiera estás prestando atención. Pues bien, hay que tener cuidado con lo que respondes porque esta persona lo archiva.

Pero todavía hay una categoría peor que la que pregunta, escucha, procesa y archiva y es la que encima comparte. Sí sí, comparte esa información. Cuando le pregunten por ti, o salgas en una conversación, esa persona dirá que te vio y compartirá toda esa información que ni tu recuerdas haber dado.

Yo ya he decidido que cuando preguntan, me voy por la tangente, contesto vagamente, un no sé, ya veremos, lo estoy pensando, etc. Así, a lo mejor, como la información no es muy interesante puede que no la compartan, y quizás, sólo quizás, no me pregunten más.

lunes, 16 de mayo de 2011

Lunes

El fin de semana ha sido bastante tranquilo. Para todos aquellos que estén esperando a que mi vida vuelva a complicarse, he de decirles que, hoy por hoy, lo tengo todo bajo control. Por lo que no van a poder reírse de ninguna de mis meteduras de pata, estoy convirtiéndome en la calma personificada. El sábado tuve un cumpleaños y era uno de esos momentos en que podía estropearlo, así que no me puse las lentillas y me recogí el pelo, he de reconocer que me puse tacones (una tiene sus debilidades). Había un montón de gente y lo pasé muy bien, pero me retiré pronto para no tentar a la suerte. Así que estoy muy orgullosa de mí misma, llevo 3 semanas sin alteraciones. Ahora empieza una nueva semana y, si acaba como ésta, llevaré un mes de tranquilidad absoluta. ¡Mis técnicas funcionan!

jueves, 12 de mayo de 2011

Reclamaciones

Ayer fui a cenar con unas amigas, y cuando llegó el momento de pagar yo di mi American Express. Volvió el camarero después de muuuucho rato con la tarjeta y la máquina. Me dijo, señalando el lugar donde pones la tarjeta con chip que no pasaba. Le dije que esa no iba con código, entonces se puso tenso y me dijo que también lo habían probado pasando la banda magnética y que nada. En fin, les di la Visa Electrón que sí lleva pin y al pasarla, en vez del código me pide firma. Así que le digo que, primero esa no es la cantidad y segundo que no es de firmar sino de código. Se llevó la máquina con mi tarjeta dentro y yo, cada vez más mosca. Volvió la encargada con mi tarjeta y mi recibo. Le comenté que cómo había podido salir el recibo si yo no había puesto mi pin. En fin, cargado estaba pero en cuanto llegué a casa comprobé que no la hubieran pasado más de una vez. Lo que está claro es que no quisieron la Amex porque les cobra más comisión y que tienen alguna manera de pasar las tarjetas con chip sin que tu tengas que poner el pin, lo que me molesta bastante.

Cada día oigo a más gente que se queja del servicio en los sitios. Tengo algún amigo que es bastante más guerrero que yo; la última vez que se quejó pidió la hoja de reclamaciones y llegó a llamar a la policía porque no querían dársela. Pero en general, no acabamos de quejarnos lo suficiente cuando nos dan un mal servicio. Hay gente que decide no decir nada pero no volver nunca más. Yo prefiero comentarlo, cuando algo está mal hay que decirlo, pero también cuando las cosas están bien. No sólo hay que abrir la boca para quejarse.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Cegata

Últimamente no me pongo las lentillas. ¿Por qué? Pues porque en este nuevo estado de calma en el que he decidido instalarme es más seguro. Con el ojito que tengo, mejor que no vea nada. Así no hay peligro que me fije en quien no me tengo que fijar porque no lo veo. Es una nueva técnica que espero que funcione. Así que nadie se ofenda si me saluda desde el otro lado de la calle y yo no digo nada, es que no lo he visto.

También me pongo menos los tacones. Si no voy subida al andamio tampoco tengo visión de pájaro. Aunque he de reconocer que me está costando más renunciar a ello. Las cosas no sientan igual con bailarinas. Pero poco a poco me voy acostumbrando.

A ver si consigo un conjunto de técnicas que impidan que me fije en el hombre equivocado otra vez. Entre las lentillas, los tacones, el salir menos y hacer vida de anacoreta creo que estoy poniendo las medidas necesarias pero ¿serán suficientes? ¿O es luchar contra el destino? No creo en el destino así que espero que sí que funcionen.


martes, 10 de mayo de 2011

El top 7

El domingo me preguntaron cuál era mi Top 7 respecto a los hombres que me gustan. Cuando llegué al número 5 me dijeron que debía buscar alguien más cercano, o al menos que viviera en el mismo país, y realista. Es decir, que me olvide de Pierce Brosnan (el hombre de mi vida desde que tengo 15 años), Mark Webber o Lobezno. Al oír el comentario decidí callar el que tenía pensado en el número 6: Mr. Darcy, si encima añado un carácter puramente literario me tiran los platos a la cabeza.

Lo que no saben es que también tengo un top (mucho más corto) real como la vida misma, pero igual o más imposible que un actor o que el mismo Mr. Darcy. Hace tiempo que he llegado a la conclusión de que para el sexo opuesto soy transparente. Hay quien dice que es porque impongo ya que se me ve muy seria. Yo pienso que si al menos fuera por eso, significaría que me han mirado. Así que seguiré viendo todas las películas de Pierce Brosnan (buenas o malas) o querré que Webber haga podio sólo por el hecho de que así chupe más cámara.

lunes, 9 de mayo de 2011

Primitivo bunga, bunga

El sábado por la noche, mientras tomaba una copa con unos amigos, se me ocurrió preguntar una tontería y nunca imaginé que eso nos llevaría al primitivo bunga, bunga. En plan broma dije que si los paralelos marcan las diferencias horarias y que, según los mapas, se unen en el Polo Norte y en el Polo Sur, hay en un punto exacto en ambos sitios donde la hora no existe. Evidentemente era una broma pero de ahí pasamos a una discusión de dos horas. Una amiga mía preguntó como el ojo humano ve el movimiento del sol en los lugares en el que el sol no llega realmente a ponerse. La que se montó. Entre redondas que no círculos, redondas que se estiran que no elipses y parábolas cortadas yo llegué a la conclusión que el sol hace la ola. Sacaron papel y lápiz e intentaron explicar a esta amiga mía lo que hace el sol, pero nada, ella misma reconocía que tenía cero visión espacial y que además no entendíamos la pregunta. Y entró nuestro nuevo amigo "Vamos a ver" dijo ella "que movimiento del sol ve un primitivo bunga, bunga que no sabe ni que la tierra es redonda." Siguieron insistiendo con más dibujos y con más nervios unos que otros porque no podían comprender como le costaba tanto entenderlo. Y ella volvía al primitivo. Dos horas más tarde decidimos retirarnos. Ella soñó con el sol bailando la lambada y el resto soñamos con el primitivo bunga, bunga siguiendo el ritmo.

viernes, 6 de mayo de 2011

Infidelidad a la carta

¡Esto es el colmo! Si ya me parece a mí que la gente ha olvidado ciertos valores o reglas mínimas de convivencia, sólo faltaba que pusieran en bandeja a los casad@s el tener una aventura.

El otro día, cerca de casa, vi el siguiente anuncioen una marquesina "¿Estás casada? ¡Revive la pasión! Ten una aventura". En un primer momento pensé que era un gancho publicitario pero no ¡es real! Busqué la página web y ahí está, te facilitan tener una aventura con una persona en cualquier parte del mundo garantizando la confidencialidad. La página dice ser para casados o en pareja aunque los solteros también son bienvenidos.

Si ya hay que competir con la chica estupenda de la oficina, la niñera, el chico guapísimo del gimnasio o cualquier otro, ahora, encima, tenemos este "servicio" de infidelidad a la carta. Como dice la página web, tu pones los límites. ¿Pero es que no hay conciencia? ¿Qué pretenden, acabar con todos los matrimonios y parejas estables? Porque, reconozcámoslo, no somos perfectos, y aunque jamás yo he sido infiel a nadie y va en contra de mi naturaleza, me parece increíble que den facilidades a hacer daño al prójimo. Porque al ser infiel haces daño, mucho daño.

jueves, 5 de mayo de 2011

Poder de convicción

Nadie me cree cuando digo que, de ahora en adelante, mi vida va a ser más tranquila y que estoy en un estado zen del cual no quiero salir. Piensan que es algo pasajero. No me toman en serio. ¿Por qué? Si yo estoy plenamente convencida ¿por qué no puedo convencer a los demás? En fin, que hay desde el comentario "ya te sacaremos de tu caparazón" al de "¡Venga ya! ¿Tú tranquila?" Es evidente que entre mis dones no está el de poder de convicción. ¿Pero por qué les parece tan increíble que quiera una vida tranquila? La he querido siempre y creía que eran las circunstancias que no me lo permitían, pero me he dado cuenta que yo puedo cambiar las circunstancias para no meterme en líos y llevar una vida calmada, sin sobresaltos. Nunca es tarde para cambiar.

De acuerdo, llevo diez días, puede que dentro de un mes vuelva a las andadas pero ¿no merezco ni siquiera el beneficio de la duda?

miércoles, 4 de mayo de 2011

El dermatólogo

Ayer tenía cita con el dermatólogo. Como iba enchufada me dijeron que llegara un poco antes de las cinco y que me cogería la primera. Me dieron como dirección el Hospital Clínico de Madrid, y allí empezó mi periplo.

Cuando llegué al hospital había en la entrada un cartel enorme por el que, debido a que están en obras, te recomendaban la puerta por la que tenías que entrar. La mía, no podía ser de otra manera, estaba en el otro lado. Llegué ahí y la puerta cerrada, al igual que todas por las que había pasado antes. Así que volví al punto de partida. Cuando entré, vi un punto de información y decidí que más valía preguntar e ir directa porque ya eran menos diez. El de información me dijo que no había consultas por la tarde, pero yo, muy segura de mí misma, le insistí que tenía hora a las cinco, así que me dijo que subiera a la segunda planta y al final de tooooodo el pasillo encontraría dermatología. Después de tener algún "problemilla" con el ascensor y recorrer entera la planta equivocada, llegué a mi destino. Todo cerrado. Me encontré a un médico, residente, celador o parecido (todos llevan ese uniforme azul tan horrible) que me repitió lo que me habían dicho abajo, por la tarde estaba cerrado, debía ser, me dijo, en las consultas de la facultad. Le dí las gracias y volví a la planta baja por otro camino que me indicó. Me encontré otro centro de información. La mujer que estaba ahí, después de buscar mi nombre en el ordenador a pesar de que yo le dijera que no lo iba a encontrar, me dijo que yo no tenía cita. ¡Ya lo sabía! Así que no podía ser ahí, que sería en el edificio de enfrente que era un centro privado.

Crucé la calle, entré, volví a recorrer miles de pasillos y llegué a dermatología. Mientras iba buscando la puerta donde pusiera el nombre del doctor al que yo iba, me salieron al paso dos médicos. Les pregunté por el doctor y me dijeron que sí, que eso era dermatología, que ellos eran dermatólogos, pero que ese doctor que yo buscaba no trabajaba ahí, que tenía una consulta privada pero no sabían la dirección. El médico que me lo contó era bastante guapo y de lo harta que estaba, estuve a punto de decirle que me mirara él el maldito lunar. Pero como estoy en este estado zen de no meterme en líos, recogí velas, le di las gracias y salí del edificio.

Eran ya las cinco y cuarto y yo no tenía ni idea de dónde me esperaban desde hacía media hora. Llamé a la persona que me enchufó: buzón de voz. Busqué en Google y ahí estaba, mi dermatólogo, con dirección y teléfono. Llamé y expliqué a la recepcionista quién era y qué me había pasado. Entre risas me dio la dirección, cogí un taxi y me planté ahí una hora tarde. Por fin me recibió el dermatólogo, y en 10 minutos, no más, me dijo que no me preocupara el lunar, que no había que quitarlo. Es decir, que para 10 minutos había tardado dos horas en llegar y me había recorrido los pasillos de dos hospitales, no está mal ¿eh?

martes, 3 de mayo de 2011

Vida nueva

De momento, el alejarme del mundanal ruido no está tan mal. El viernes me fui al ballet, una amiga tenía dos entradas y me preguntó si me apuntaba. Le dije que claro que sí, me encanta el ballet y hacía siglos que no iba. El sábado fui a un cumpleaños infantil. La hija de una de mis íntimas amigas celebraba su segundo cumpleaños, plan de mañana con chucherías y pastel. El domingo lo pasé en el campo entre caballos, toros y plantas. Y el lunes, en casa con un buen libro. Y me gustó. Así que esta va a ser mi vida de ahora en adelante. Hoy es martes, en Madrid como si fuera lunes, y estoy descansada y con energía para toda la semana. No tengo que dar vueltas a nada a la cabeza, no tengo remordimientos de haber soltado algo que no debía, ni me duelen las piernas por haber salido corriendo tras un ataque de pánico. Fin de semana perfecto. ¿Por qué no me decidí antes? ¡Es que soy lenta para todo!