lunes, 31 de enero de 2011

Me caso

Cuando una amiga te llama y te dice "me caso" todas gritamos: ¡Aaaahhh, qué bien! A veces, incluso sin conocer al "afortunado". Así que puede que se esté casando con un impresentable pero tu vas a seguir felicitándola igual. Si le dices, ¿estás segura? y encima tu no estás casada, pensará que estás celosa porque ella se casa y tu no. En ningún momento se le pasará por la cabeza que eres su amiga y que te preocupa que vaya a ser una infeliz el resto de su vida. Así somos las mujeres. Eso sin contar que cuando cuelgue contigo, llamará al susodicho y se lo contará, por lo que él te odiará desde el primer momento. Tú, que ni siquiera conoces al novio, sólo se lo has preguntado porque crees que es una decisión importante y que hay que tener los pies en el suelo, porque después de la fiesta del Gran Día, te quedan toooooooodos los días de tu vida por delante. Todos, todos.

Yo ya no pregunto, sonrío mucho, pego un par de gritos y le hago un "profundo" interrogatorio sobre todos los preparativos. Así, si todo va bien, genial, y si sale mal, podré consolarla porque no temerá el "ya te lo dije" (frase que me parece odiosa, por cierto).

domingo, 30 de enero de 2011

La anticita

El sábado me contaron lo que de ahora en adelante se puede considerar la anticita. Aún no he cerrado boca y eso que yo también he tenido alguna flipante. Resulta que a esta chica le montan una cita a ciegas. Les presentan en una cena y de ahí, él la llama para verse. Tras varios intentos, por fin encuentran un día para quedar: un domingo. Él, cuando la llama para confirmar la cita le dice que porqué no quedan para hacer una típica comida madrileña de domingo. Ella se imagina de pinchos por La Latina, un brunch o incluso un picnic en el Retiro. Sí, sí, inocente, él tenía otra idea. Le dice que porque no van a comer una ensalada a Fres&Co. ¡Aaaaaggghhh! ¿Se puede ser más cutre? En fin, ella pensando que no hay que tener tantas manías, accede. El sitio no es que sea ideal pero si está en buena compañía con una conversación agradable ¿qué más da todo lo demás?

El problema llega en el momento de la conversación. Él le habla de su ex-mujer y de las cuatro novias que ha tenido desde que se separó, dando más información de la que ninguna mujer queremos saber, sobre todo si acabamos de conocerle. Más tarde, le ofrece trabajo pero añade que si van a tener algo juntos, no se sentiría muy cómodo que trabajaran en el mismo sitio. Ella no para de alucinar, primero: YA tiene trabajo y mejor que del que le está ofreciendo y segundo: ¿tener algo juntos? ¡Por favor! ¡Qué me has llevado a comer un domingo al mediodía a un buffet libre de ensaladas! Pero no queda ahí la cosa, no. Para acabarlo de arreglar le dice que antes se fijaba mucho en el físico de las mujeres y que todas sus novias eran guapísimas pero que ahora eso ya no era tan importante. "¿Me esta llamado fea?" pensó ella. Así que cuando la dejó en casa ella respiró de alivio, por fin, se había acabado.

Hay muchas maneras de tener una cita horrible. También me contaron una en la que él dijo "Mejor Vips no, que es muy caro" O el que la dejó en casa después de un cine porque su madre le esperaba con un pollo rebozado con pimientos. Hay que ser torpe.

jueves, 27 de enero de 2011

¿Deporte o bigamia?

Me encantan Los Simpson. Homer representa el hombre básico por excelencia y Marge la abnegada esposa que se lo perdona todo. Ayer vi un capítulo al mediodía en el que reaparecen las dos mujeres con las que se casaron Homer y Flanders en Las Vegas. Todo el capítulo es un disparate pero además hay un momento en que muestra claramente esa clásica forma de pensar del hombre: a ver si me escaqueo. Marge, enfadada por lo de la segunda mujer, hecha de casa a Homer y deja de hablarle. Pasan los días y una noche sale a verlo y le dice "Homer, tenemos que hablar". "¿Vuelves a hablarme? pregunta Homer emocionado y continúa "¿De qué quieres hablar? ¿De deporte? ¿Bigamia?" A lo que Marge constesta muy seria "De bigamia" y entra en la casa. Homer la sigue diciendo "No te gusta el deporte ¿eh?".

Me parece genial, simplemente, genial. Es el intento del escaqueo hasta el último momento. A ver si podemos irnos por la tangente ¿no? Pues no, no siempre se puede ir uno por la tangente. En algún momento hay que coger el toro por los cuernos y enfrentarse a una conversación que sabes que no va a ser agradable. Pero es que hay cosas que no se pueden quedar ahí, en el limbo de las conversaciones (que debe estar a tope, por cierto). Hay que ver el miedo que tienen los hombres a llamar las cosas por su nombre. La frase "tenemos que hablar" les da más miedo que tirarse de un avión sin paracaídas. Si aprendieran que esa frase no es una amenaza sino una oportunidad, otro gallo cantaría, porque cuando las mujeres decimos esa frase es que aún tenemos la esperanza de que el hombre reaccione. Cuando las cosas no van como deberían y nosotras guardamos silencio, temblad, significa que no hay nada qué hacer, que hemos tirado la toalla.

Primer aniversario

El otro día pensaba que hace poco más de un año que empecé el blog. Y lo que empezó como un simple desahogo se ha convertido en una terapia. Cuando un día me decidí a escribir, y compartir lo escrito, estaba totalmente confusa y no entendía absolutamente nada de lo que ocurría a mi alrededor. No es que me haya vuelto sabia, es más, la mayoría de las veces sigo sin enterarme de nada, pero con los comentarios que recibo puedo tener una idea un poco más clara. Cuando ves las cosas desde fuera es mucho más fácil ver por donde hay que tirar. También cuando relees lo escrito te das cuenta que nada es tan grave como parece y aprendes a reírte de ti misma y de tus circunstancias. Lo sé, como dice una prima mía, "lo que no te pase a ti". No sé porque me pasan las cosas que me pasan, pero también creo que todo ocurre por una buena razón y, en el fondo, al final podré decir "que me quiten lo bailao". Eso sí, a ver si poco a poco dejo de ponerme colorada, de tener ataques de pánico y de desear que me trague la tierra, creo que entonces disfrutaré mucho más de la vida.

martes, 25 de enero de 2011

Los puntos suspensivos.

¿Qué tendrán los puntos suspensivos que los usamos tanto? Cuando no queremos acabar una frase o cuando queremos dar a entender algo que no nos atrevemos a escribir con todas y cada una de las letras, ponemos puntos suspensivos. Yo los uso bastante, he de reconocerlo. Pero últimamente, cuando recibo un mensaje y la frase acaba en puntos suspensivos, me pone de los nervios. No sé si quiere decir algo o no quiere decir nada. Hace nada recibí uno de esos en que los puntos suspensivos pueden decir mucho. Pero también pueden ser un simple uso cotidiano. Y ahí estoy yo, intentando leer entre líneas (o más bien, entre puntos). Y comiéndome el coco sobre lo que habrán querido decir esos tres puntitos. Yo los he utilizado muchas veces para lo mismo y como siempre digo: todo lo que va vuelve. Así que lo he decidido: no más puntos suspensivos en mi vida (vamos a intentarlo aunque no prometo nada). Y pido perdón por cada dolor de cabeza que mis puntos hayan podido dar.

No sabéis lo que me ha costado escribir esto sin puntos suspensivos.

Las amigas

Tengo la suerte de tener un montón de amigas, algunas desde el colegio y otras que han ido apareciendo afortunadamente en mi vida. En general, son extrovertidas, animadas, buena gente y muy, muy divertidas. Lo que no entiendo es cómo se divierten conmigo. He de reconocerlo, soy bastante sosa, no sé contar chistes, ni tengo gracia cuando explico historias. No me estoy quejando, tengo otras virtudes, como dice una amiga mía, "eres el seny" (el sentido común).

El otro día leí en el periódico que un científico había hecho un estudio sobre cómo elegimos a los amigos y había llegado a la conclusión de que era algo genético. Por lo visto, elegimos a los que tienen más en común con nosotros, genéticamente hablando. No sé yo... como he dicho, no me parezco de carácter a mis amigas, y físicamente... tampoco, bueno con alguna tendré algo parecido, pero en conjunto, somos todas muy distintas. Así qué ¿en qué se basa ese hombre para decirlo? ¿O será que justo yo soy la excepción de la regla?

domingo, 23 de enero de 2011

El famoso

El viernes por la noche quedé con una amiga para ir a tomar unos pinchos en el bar de un amigo suyo. De pronto, en otra mesa, llegaron dos chicos y una chica. Uno de ellos me sonaba mucho de la televisión, no sabía de que serie, si "Física o química" o la de los policías. Mi amiga miró y me dijo "ni idea". Yo tampoco lo tenía claro. Cuando ya nos íbamos, salimos con el dueño a fumarnos un cigarro antes de ir a casa. Mientras estábamos ahí hablando, salieron el famoso y sus amigos y le pidieron a mi amiga que les hiciera una foto. Pero claro, ellos no la conocen. Yo, hubiera hecho la foto y punto, pero ella no... ella tenía que preguntar. Ni corta, ni perezosa, le dijo al "famoso" que le sonaba pero no sabía de qué, él le dijo que era actor. Ella volvió a preguntar, "¡Ah! ¿Y cómo te llamas?". Él le contestó "Leo". Y ella insitió "¿Leo de qué?", esperando que le contestara con lo que había hecho en la tele y así enterarnos. Él contestó " Leo de Leandro". Hasta ese momento, yo estaba muerta de risa con el resto hasta que dijo "Es mi amiga la que te ha reconocido" y me señaló como si hubiera alguna posibilidad de que a las 12 de la noche con ese frío fuera otra persona. "Lo que pasa es que no sabe de qué". E intentó que yo me acercara para preguntarle de qué me sonaba. Yo quería morirme, sé que es una tontería, pero mi timidez me juega estas malas pasadas, y si encima le están haciendo un interrogatorio a alguien porque a mí se me ha ocurrido comentar que me sonaba, mucho peor. Finalmente se acercaron ellos y él explico que debía sonarle de la tele (no especificó la serie) y que ahora estaba haciendo una obra en el Teatro Alcalá muy divertida que nos recomendaba que fuéramos a ver.

A la mañana siguiente, me llamó mi amiga y me dijo que lo iba a buscar en Google y que luego lo haría en Facebook para añadirlo como amigo explicándole que era la del viernes por la noche que le hizo la foto. No sé si debió encontrarlo en Facebook y mucho menos si él le ha aceptado como amiga...

viernes, 21 de enero de 2011

Intolerancia

Últimamente se ha puesto de moda hacerse el análisis de intolerancia de alimentos. Por lo visto te informan de lo que el cuerpo, en teoría, no digiere bien. Aunque a mí me parece que en realidad consiste en que adivinan que es lo que más te gusta para directamente prohibírtelo. Por ejemplo, a mi madre le salió en los análisis que tenía intolerancia al huevo, así que se acabó la tortilla de patatas. A un amigo, la coca-cola y ahora se toma el whisky con soda. Y para rematarlo, a una amiga casada con un italiano le prohibieron la pasta. Suena a chiste pero es cierto. Yo he decidido que prefiero no hacerlo y elegir lo que como por lo que me gusta o no. Es decir, voy a seguir sin comer legumbres, que sin haberme hecho el análisis, sé que no las puedo soportar y voy a seguir comiendo chucherías porque me encantan y además me dan esa aportación de azúcar que todos necesitamos. Lo sé, no es la manera más sana, pero es la que YO elijo. Y así con todo. Porque al fin y al cabo la vida ya es lo suficientemente difícil y corta como para amargárnosla voluntariamente.

jueves, 20 de enero de 2011

Los propósitos

Este año no he hecho lista de buenos propósitos, en realidad no la he hecho ni de buenos ni de malos. Ya lo dicen, que los propósitos están para no cumplirlos y como los que hice el primero de año de 2010, los ignoré el día 2, pues ya ni me molesto. No voy a ir más veces al gimnasio, con las que voy me parece suficiente. No voy a dejar de fumar, por mucho que el Gobierno se empeñe en que lo haga. No voy a comer más sano porque me encantan las chucherías. No voy a intentar entender a los hombres porque creo que es una pérdida de tiempo... Así que no hay propósitos.

Por otro lado, este año me acabé las uvas ¡milagro! Antes nunca lo conseguía porque un "amigo" me contaba un chiste en la primera campanada y con la risa ya no llegaba ni a la quinta uva. Pero este año, como no lo hemos celebrado juntos, me he comido las 12, sí, sí, las 12. Es algo nuevo en mí así que no sé si se supone que tenía que pedir un deseo o que simplemente te traen suerte. Ya veremos...

Así que para que conste, desde el 1 de enero de 2011 estoy incorporando cambios en mi vida. No son grandes cosas, pero por algo se empieza ¿no?

martes, 18 de enero de 2011

Parecidos

Nunca he sabido ver los parecidos en los bebés. Lo cierto es que cuando son tan pequeños me es imposible saber si los ojos son del padre o la boca es de la madre. A medida que van creciendo sí puedes ver que tienden más a uno u a otro. Lo más curioso es que parece que dos de mis sobrinas son como yo, o eso dicen.

Ayer hablando con mi hermana me comentó que alguien le había dicho que su hija cada día se parecía más a mí, y ella estaba de acuerdo. ¡Pobrecita! Los problemas que tendrá en domar su pelo y en no quemarse la piel. Por otro lado, de la mayor de mi hermano dicen que es mi fotocopia, y eso lo dicen desde que la niña era muy, muy pequeña. Lo gracioso es que entre las dos primas se parecen lo que un huevo a una castaña, nada de nada, pero por lo visto tienen un denominador común: Yo. Bueno, ya que yo no tengo niños, y tampoco parece que de momento vaya a tenerlos, está bien que mis sobrinas lleven mis genes, ¿no?

Aunque de esto no te puedes fiar. Mi hermana y yo, por ejemplo. Hay quien dice que somos clavadas y quien dice que parecemos de familias distintas. He de decir que una "broma graciosa" de mis hermanos cuando éramos pequeños era decirme que a mí me habían encontrado en la calle, ya que mientras entre ellos dos se veía claramente que eran hermanos, yo no tenía nada qué ver (los niños pueden ser muy crueles). Pero en cambio, alguna vez, hace años, a mi hermana y a mí nos tomaron por gemelas. ¿Cómo se entiende?


El ego

Los hombres tienen el ego bastante alto, sólo hay que ver como les gusta que les riamos las gracias (que no siempre nos parecen divertidas), como les encanta que les admiremos o como disfrutan hablando de sus "batallitas" en las que ellos se imponen como los grandes vencedores. Esto es algo general, luego además, hay un subtipo de hombre, que no sólo tienen el ego en el último piso del Empire State, sino que, encima, lo tiene sensible. Es decir, que no aceptan tu opinión con mucha deportividad a no ser que sea SU opinión.

Tengo un amigo que, aunque no lo reconocerá nunca, sé que le molestó que no me gustara la corbata que había elegido para esa noche. Me preguntó que me parecía y yo le contesté la verdad, la corbata no me gustaba. "¡Pero si es de Hermés!" me dice sorprendido. Como si estuviera hecha a mano por la misma Coco Chanel, a mí no me gustó. No se enfadó, claro, pero se picó y quiso colgar rápidamente. ¡Hay qué ver que sensibilidad! Cuando tampoco es que él sea la delicadeza personificada...

Otro se enfadó porque quería llevarme a cenar y cuando le dije que no podía porque estaba con fiebre en cama, se molestó. Él tenía el plan organizado, "le apetecía salir esa noche" me dice y va y yo la fastidio ¿no? Claro, si lo hago a propósito, si mi plan perfecto para un viernes es quedarme en casa con la cabeza como un bombo y con la caja de Kleanex como única compañía...

En fin, que no aceptan críticas de ningún tipo, porque si se ponen así con la ropa o porque un plan les falla, ¿cómo reaccionarán cuando opinemos sobre cosas realmente importantes?

domingo, 16 de enero de 2011

¡Ellos también!

Ellos también pueden estar cada cinco segundos mirando el móvil esperando noticias. Sí, sí, ayer lo comprobé. Comiendo ayer con dos amigos, uno de ellos quería enviar un mensaje. No quería ser muuuuy cariñoso ya que era un mensaje de cortesía, pero tampoco quería sonar seco. Estuvo más de media hora decidiendo qué poner. Después de considerar todas las opciones, hasta las más disparatadas como poner una canción, o ya para abreviar, el link de letras.com, se decidió por lo que yo le dije desde el primer momento, algo sencillo y claro, simpático pero sin ser "gracioso" y sin alusiones de ningún tipo a momento pasados. Por fin lo envió.

Pero lo mejor vino después. Durante toda la comida estuvo pegado al móvil esperando a que le respondieran el mensaje. Cada medio minuto lo cogía y lo miraba. Al final de la comida no había recibido respuesta... Lo siento, pero por otro lado, por un momento, estuvo en nuestro pan de cada día: esperando una señal. No sé si durante la tarde/noche llegó el mensaje (no me atrevo a preguntarlo). Espero que sí... Si no le espera otro duro día enganchado al móvil y saltando en la silla cada vez que suene. ¿Conocéis la sensación, verdad?

jueves, 13 de enero de 2011

Como enviar un mensaje

Ayer hablaba con un amigo sobre lo difícil que es enviar un mensaje a un hombre. Luego dicen que nosotras somo complicadas pero anda que ellos... No puedes ser demasiado cariñosa ya que entonces ellos te ven como Glen Close en "Atracción fatal" y te etiquetan de psicópata. Pero tampoco puedes ser seca porque entonces no les das pistas y creen que no tienes interés. Por lo visto hay que pensarse mucho los mensajes que envías y cómo los envías. No es lo mismo enviar un email, un sms o a través de facebook. También analizan eso (y eso que ellos, por lo visto, son los simples). Depende de a través de que método tecnológico lo envíes, significa una cosa u otra. Un sms es más personal que un email, y un email más que facebook. No tienen en cuenta que a lo mejor simplemente has elegido la manera más práctica o la que tenías más a mano en ese momento. Eso sí, cuando nosotras nos paramos a analizar lo que nos han dicho y cómo nos lo han dicho, somos paranoicas. Definitivamente yo paso. He decidido que sean ellos los que envíen mensajes... al fin y al cabo, envíe lo que envíe no les va a parecer bien porque no es lo que habían imaginado... Y es que no tengo el poder de leer la mente, sorry.

Año nuevo ¿vida nueva?

Eso de que por pasar de 31 de diciembre a 1 de enero signifique que es el momento de cambiar tu vida no acaba de convencerme. ¿Por qué esperar hasta entonces? Además, ni que fuera tan fácil cambiarla en ese momento en el que todo el mundo está de vacaciones y pensando en otras cosas.

Yo lo he empezado como cada año. Me puse enferma el día 1, lo que hizo que mi hermano me recordara que empezaba a ser una tradición en mí. Hay que ver lo que es el cerebro, yo, ni me acordaba que el año pasado me pasó exactamente lo mismo hasta que me lo recordaron. Alguna amiga me preguntó si en vez de enfermedad era resaca y no, ojalá hubiera sido resaca y no una gripe que me tuvo cinco días encerrada en casa.

Cuando ya pude hacer vida más o menos normal, ésta consistió en llevar al cine a mis sobrinos, la comida de reyes y quedar con amigos en los sitios de siempre. Cuantas novedades ¿eh? Una vez de vuelta en Madrid sigo igual, mis clases de chino, mi gimnasio, el mismo sitio de desayuno con la misma amiga... Y no me quejo, me gusta esta vida que llevo. Haría ciertos cambios, por supuesto, todo es mejorable, muuuy mejorable, pero tampoco creo que tenga derecho a reivindicar nada.

martes, 11 de enero de 2011

La nueva estación de Atocha

Ayer, después de una dura pelea con mi maleta, llegué a casa. Digo dura porque incluso incluyendo los quilos de más que traigo debido a los excesos de la Navidad, creo que mi maleta pesaba tres veces yo, o al menos eso es lo que parecía. Después de empujarla hasta el tren y subirla al vagón me quedé gratamente sorprendida con mi fuerza, realmente creí que no iba a poder subirla y que iba a montar una de mis "gracias". Cuando llegamos, bajarla tampoco fue fácil, había un peligroso vacío entre los escalones y el andén. Alguien detrás mío se ofreció a ayudarme pero estaba tan concentrada en no meter el pie en el abismo que no le contesté un "no gracias" hasta que no tuve los dos pies y la maleta en tierra firme.

Antes cuando llegabas a Atocha, llegar hasta los taxis eran cinco minutos. Ahora tienes que andar igual o más que en Barajas por cintas transportadoras y encima algunas en pendiente. Como siempre, yo no podía ser discreta, no... tenía que meterme justo en la cinta que no se movía, iba tan ensisismada en empujar la maleta que ni miré la cinta hasta que puse el pie y me di cuenta de que no me llevaba, ni siquiera me había fijado que la cinta estaba desierta mientras que la de al lado iba como las escaleras del Corte Inglés en rebajas. Eso conllevó volver para atrás e intentar meterme entre el resto de pasajeros. Era como intentar entrar en la Castellana un día de partido en el Bernabeu. Otra vez, alguien me cedió el paso (empiezo a creer de nuevo en la raza humana).

Cuando por fin llegué al taxi, me tocó el de la tercera fila, así que tuve que bajar y arrastrar ese "ligerito" peso hasta el coche. Educadamente avisé al taxista de que pesaba, no fuera ser que se rompiera la espalda y tuviera que arrastrar la maleta hasta otro taxi. El muy impertinente, una vez la hubo subido me dijo "¿Y no sería mejor dos maletas?" Yo sólo le contesté "¡No!" Sólo me faltaba eso, tener que hacer el numerito con dos maletas, el bolso, la chaqueta, el móvil que suena.... entonces contestó "Es por mi espalda" ¿Por su espalda? Oye que yo llevo cargándola desde Barcelona y soy la mitad que tú. Eso lo pensé pero me callé e hice ver que no lo oía, no fuera que se enfadara y me dejara tirada con mi maleta en plena Castellana.