domingo, 19 de junio de 2011

Atracción fatal II

El miércoles me regalaron la película "Atracción fatal" con la siguiente consigna: no sólo tienes que verla, TU, además, tienes que tomar apuntes. Así que el sábado, después de comer y descartar los acostumbrados dramas que ponen a esas en horas en la tele, en los que una familia perfecta se ve amenazada por la niñera/secretaria/enfermera de turno que secuestra al niño y lo abandona en el bosque, mientras la policía no hace nada porque no les creen y "mamá" tiene una lucha a muerte con la malvada y salva a su marido (que ha sido apuñalado) y a sus retoños, todo eso, evidentemente, basado en hechos reales, decidí ver la película. Aunque no tomé apuntes por aquello de que un futuro mis nietos, revolviendo las cosas de la "abuelita" no encuentren una libreta con el siguiente título: Atracción fatal o como hacer que un hombre se muera de miedo. No me parece educativo.

Una vez acabada, me di cuenta de que podía ir descartando mi plan D. Para los que no la hayan visto, siento chafarles el final, pero es que no pueden pretender que encima de que me pase por una loca de atar acabe muerta. Sí, acaba muerta después de un intento de suicidio, cocinar a la mascota, secuestrar a la niña y quedarse embarazada. Podría masacrarle a llamadas como hacen en la película, pero que encima, todo esto, me cueste dinero, ¡ni de broma! O destrozarle el coche, pero seguro que como es, tiene seguro a todo riesgo y encima, le darían uno de sustitución. No, no, no, definitivamente, plan D descartado. Menos más que tengo otros cuatro.

viernes, 17 de junio de 2011

Carne de Pantoja

Ayer le pregunté a una amiga si llevaba fotos de su bebé de nueve meses porque hacía mucho que no la veía. Me dijo que sí pero que normalmente no las sacaba por sí misma porque no quería parecer la Pantoja, yo le dije que era carne de Pantoja y le pedí que me enseñara a su niña. ¡Qué monaaaa! Es guapísima. En fin, que es cierto que hay algunas personas que se empeñan en enseñarte las fotos de cada segundo de la vida de sus hijos, y además, normalmente, son los niños que menos te interesan porque tampoco tienes una relación tan estrecha con los padres. Pero me encanta ir viendo fotos de los niños de mis amigos.

También me contaron que hay en peluquerías que ahora te dan un "tablet" para que te entretengas mientras te secan el pelo. Yo, lo siento, pero prefiero el ¡Hola! de toda la vida. Es en el único momento que me pongo al día de las andanzas de la Pantoja y amigos. Además prefiero hablar con la peluquera de lo cursi que va Leti que de los últimos movimientos de la bolsa. Lo sé, en el "tablet" también puedes ver las revistas, pero no es lo mismo que pasar las páginas de papel e ir encontrando los reportajes de las casas más horribles del mundo que ir eligiendo lo que quieres ver y perderte la novia hortera que se casa vestida de merengue.

Yo me declaro carne de Pantoja cien por cien.

jueves, 16 de junio de 2011

Sex appeal

He perdido mi "sex appeal". No tengo ni idea donde lo he metido. Creía que lo llevaba en el bolso junto con las llaves y el monedero, pero no, parece ser que ha desaparecido por completo. ¡Un desastre! Ni el obrero me piropea. Supongo que ha llegado el momento en que tengo que pasar dos veces para que me vean. ¡Qué pena! ¿Pero no decían que la década de los 30 era la mejor para las mujeres? Ahora resulta que es la de los 40. Y cuando llegue a esa (dentro de muuuuucho) me dirán: lo siento pero a los hombres que por edad te corresponden les gusta las que están en sus 20. Así que nunca tienes la edad adecuada. Ellos, en cambio, van envejeciendo y se les va abriendo un mundo de posibilidades, van ganando décadas mientras nosotras las vamos perdiendo. ¡No es justo! Lo sé, ahora está de moda tener novios muchísimo más jóvenes, pero para eso has de ser como mínimo Demi Moore, y no es el caso. No me queda más remedio que rendirme porque una retirada a tiempo también es una victoria ¿o no?

miércoles, 15 de junio de 2011

Cine de terror

El sábado volvieron a meterme un gol. Fui a ver una película de miedo. ¿Qué porqué me dejo? No tengo ni idea. En fin, que salí de ahí con los pelos de punta y cansada de tanto bote. Fuimos a tomar una copa ya que yo la necesitaba para poder asimilar tanto susto. Al día siguiente ya estaba bastante repuesta e intenté darle la vuelta a la tortilla.

Es cierto, los espíritus dan miedo, pero más miedo dan los "fantasmas" de carne y hueso con los que te vas cruzando. Esos que se creen taaaan estupendos que no entienden porque no estás agradecida al mundo que te ha dado la oportunidad de conocerlo. Porque claro, son ellos los que están encantados de conocerse. También es cierto que te das un buen susto cuando detrás de una cortina, de pronto, aparece una señora vieja y arrugada durante cinco segundos, pero más miedo dan los pesados que aparecen un buen día y se quedan ahí durante días, semanas y meses acosándote a mensajes para quedar contigo y no entendiendo un no por respuesta.

Y podríamos seguir hasta el infinito. Creo que da bastante más miedo la vida real que la gran pantalla.

martes, 14 de junio de 2011

Atracción fatal

Nunca he visto la película de "Atracción fatal" pero ayer me recomendaron que la fuera a buscar e hiciera un estudio intensivo de la misma. Por lo visto es la manera perfecta para alejar a un hombre, y según mis amigos, hay a uno en particular que tengo que sacar de mi vida YA. Así que estuvimos ideando varios planes. El número D, (sí, sí, tenemos plan A, B, C, D y E) es pasarme por una loca obsesiva y hacerle la vida imposible: llamarle a las cinco de la mañana sólo para decirle que le echo de menos, decirle que quiero casarme con él, o llamarle cada 30 minutos porque estoy pensando en él. Por lo visto eso hace que un hombre coja un avión a Madagascar y no vuelva. Pero ¿por qué es tan complicado? El plan E, que es sentarme con él y hablar de forma seria y madura, es el último, sólo se pone en marcha si ninguno de los anteriores funciona. ¿No es absurdo que sea más fácil convertirse en una enajenada que tener una conversación adulta? No entiendo porque nos cuesta tanto, pero lo cierto es que cuesta y muchísimo. Así que empezaré por el orden establecido y sí, si no hay más remedio, llegaremos al plan E, eso si no me han encerrado en un psiquiátrico antes debido al plan D.

viernes, 10 de junio de 2011

Vaya suerte tengo con los taxistas

Ya lo he dicho otras veces, si hay un taxista loco en la ciudad, lo conozco. El del otro día ya fue el colmo. Cogí un taxi en el aeropuerto para que me llevara a casa. Si llego a saber como era el taxista voy andando. Me subo en el taxi y empezamos como siempre: intenta contarme su vida. Yo, en otras circunstancias, hubiera puesto cara de interés asintiendo de vez en cuando mientras pensaba en cualquier otra cosa, pero me dio por cambiar de tema. Llevaba un coche híbrido así que le pregunté qué tal iba. Me dijo que sólo llevaba dos meses con él y que aún se estaba acostumbrando. Allí, pensé, se acababa la conversación. ¡Qué va! Resulta que iba con el taxista más dicharachero de Madrid. Empezó a contarme que en esos dos meses ya había cambiado medio coche. Por lo visto había tenido tres "golpecitos" de nada que le habían obligado a cambiar un retrovisor y dos paragolpes (palabras textuales) de delante y detrás. Cuando comprendí que el "paragolpes" era el parachoques me agarré fuerte a la puerta. Luego me contó que el coche en cuestión tenía problemas de visibilidad debido a su forma. Es decir que tenía ángulos muertos delante y detrás de tal calibre que tenía que ir con cuidado porque a veces no veía al peatón que se le cruzaba por delante. Ahí empecé a rezar todo lo que sabía, desde el jesusito de mi vida hasta el rosario. Durante todo el camino fui pendiente de coches y peatones esperando que ninguno de ellos se cruzara en nuestro camino. Por fin me dejó en casa con las piernas todavía temblando y decidida a no volver a coger un taxi en una temporada.

jueves, 9 de junio de 2011

Renovada

He vuelto renovada, con color un poco gamba (pero que va bajando) y brillante como una lámpara (pero que también se va apagando). Estuve a punto de no coger el avión y quedarme ahí pero un ataque de sensatez me hizo ir al aeropuerto. Y ayer me encontré con la cruda realidad. A parte de tener que hacer la compra porque en mi nevera resonaba el eco (no soporto hacer de maruja), tenía cientos de cosas que hacer en partes opuestas de Madrid por lo que, además de que el tiempo no era el más agradable, tuve que enfrentarme al tráfico. Además, para acabarlo de arreglar, la profe de chino me dijo que el lunes examen. El día fue como una jarra de agua fría. Menos mal que por la noche tenía cena con amigos que me hicieron olvidar un poco como se vive el mes de junio en esta ciudad. Eso sí, mi estado zen ha vuelto. Toda esa intranquilidad que me había atacado los últimos días antes de irme ha desaparecido. Vuelvo a mi caparazón y viene reforzado así que espero que no me hagan salir de él hasta agosto, que vuelvo a la playa para más sesiones de tranquiloterapia.


miércoles, 1 de junio de 2011

El bueno y el malo

El malo juega siempre con ventaja, sabe envolverte y darle la vuelta a todo para que tu te creas todo lo que te está contando. Te dice lo que quieres oír aunque luego sus actos digan todo lo contrario pero tu ya estás totalmente enganchada y no ves lo evidente. Encima, cuando a tu alrededor te dicen que es un cretino tu te dedicas a justificar lo injustificable para no reconocer abiertamente que sí, que es un cretino, pero que no puedes evitar seguir con él. Pero todo ser humano tiene un límite y cuando no puedes más gritas ¡basta! Entonces aparecen los que no te habían dicho nada antes alegrándose y diciéndote lo mal que les caía. En fin, que sigas o no con él tienes que continuar oyendo hablar de él y recordando lo mal que te trató.

Pero cuando tienes algo bueno tampoco es mucho mejor. A menudo el comentario es "Qué suerte tienes, es estupendo" ¿Perdón? ¿Y la suerte que tiene él? ¡Yo también soy estupenda! Pero no, tu eres mujer solterona de más de treinta y él es un soltero de oro. Así que tu autoestima baja al centro de la tierra y poco a poco te vas convirtiendo en una sombra de ti misma hasta que ya no te reconoces. Y un día también gritas ¡basta! Y esta vez tendrás que oír también los comentarios de "¡Qué pena, me caía genial!"

Así que si ni buenos ni malos, ya me diréis que nos queda.