viernes, 25 de marzo de 2011

Día hogareño

Esta noche me apetece quedarme en casa, ponerme una película de las que me gustan, comer chucherías e irme a dormir tempranito. No sé si es por el día tan gris que hace ahí fuera o porque mañana a las 7 de la mañana es la clasificación del primer gran premio de Fórmula 1 o porque simplemente necesito una noche tranquila. Voy a instalarme en el sofá y a no ser que Pierce Brosnan venga a buscarme no va a haber quien me mueva. Bueno, vale, en realidad, sólo son las 10 de la mañana y puede que para las 11 ya haya cambiado de opinión, que me conozco. He de reconocerlo, soy un poco volátil en cuanto a decisiones se refiere. No a las decisiones importantes, pero sí a las cosas tontas del día a día. Como ésta: ahora mismo he decidido que hoy viernes me quedo en casa. Pero esta decisión es tan endeble que no me jugaría ni un céntimo en ello. Hay gente que tiene cada acción del día decidida e incluso cronometrada y no hay manera de moverla del plan que se había trazado, lo que deja poco campo para la improvisación ¿no? Tampoco es que haya que ir por el mundo sin planear nada, pero los planes están para cambiarlos y mejorarlos, o ¿por qué no? simplemente ignorarlos.


jueves, 24 de marzo de 2011

Psicología

Ayer conocí a una señora encantadora de El Salvador que, después de hablar un rato, me dijo que yo tendría que ser psicóloga. ¡Ja, ja, ja! ¿Pero si la mayoría de las veces no me entiendo ni a mí misma, como voy a ser capaz de comprender a los demás? Creo que se dejó llevar por el entusiasmo. Después de una cena muy agradable me preguntó mi edad y pensé que, si hasta entre nosotras nos la preguntamos, no vamos a conseguir nunca declarar la edad secreto de estado, debería ser un derecho fundamental; el voto y la edad secretos. En fin, que una vez se la confesé me dijo que si me gustaban jovencitos porque tenía un hijo soltero tres años menor que yo. Opté por reírme. ¡Qué obsesión tiene la gente con presentarme a sus hijos, primos, amigos o simple conocidos! Sonreí educadamente y cambié de tema.

Ahora que me parecía que había conseguido eliminar esa parte de mi vida en la que la gente se empeña en buscarme novio, llevo ya un par de veces en que he tenido que repetir que estoy muy bien sola, gracias. El otro día, comiendo con una amiga, lo mismo. Me habló del íntimo amigo de su marido, me lo puso por la nubes y acabó con "sois tan parecidos en vuestra forma de pensar y además os gustan las mismas cosas" Pues menudo aburrimiento si somos clavaditos, ¿no?

Vuelvo a insistir: no quiero presentaciones, citas a ciegas, o cualquier otra estrategia que se os ocurra para emparejarme. Estoy muy bien como estoy ahora como para fastidiarla.


miércoles, 23 de marzo de 2011

Lluvia

Vuelve a llover. Hay quien le gusta la lluvia, yo no soy una de esas. Parece que la primavera no acaba de instalarse y yo ya no puedo más de frío y agua. Vale, lo reconozco, éste no ha sido un invierno de los más duros pero ha llovido muchísimo y eso es peor que el frío. Todo el día con el paraguas arriba y abajo llegas a casa con los zapatos calados y el pelo como si hubieras puesto los dedos en un enchufe. Tengo ganas de sol, de terracita, de playa. Sobre todo de playa, pero aun tengo que esperar a Semana Santa y que Aena me lo permita, porque ya se sabe, no depende nunca de uno mismo sino de si el personal del aeropuerto está contento o no con su vida. Dicen que ya han llegado a un acuerdo pero no acabo de fiarme. Así que cuento los días y rezo para que mi avión despegue y aterrice en el destino deseado. ¿Lo hará?

A parte de que hace mal día, además empiezo a tener la típica angustia de que se acerca mi cumpleaños. ¡Aaaahg! Es otra cosa que no llevo bien. Cada día más vieja. Voy cumpliendo años y me parece que me faltan miles de cosas qué hacer en esta vida. Que no me da tiempo. A ver si espabilo porque sino me va a pillar el toro.




martes, 22 de marzo de 2011

Torrente

El domingo por la noche fui a ver Torrente, ¡en 3D! Y ahora entiendo porque no había visto ninguna antes. Creo que es el tipo más asqueroso que corre sobre la faz de la tierra y encima verlo a medio metro es para morir ahí mismo. En fin, que estoy buscando la película de la venganza, va a ser un pastelón de los que hacen historia, aunque de momento no he encontrado en la cartelera ninguna que pueda superar a lo de Torrente. Por otro lado, he de reconocer, que tuvo su gracia ver como algunos famosos (y no me refiero a Belén Esteban o Paquirrín) se prestaron a salir en semejante película.

La mayoría de mis amigas no entienden porqué fui a verla, pero soy de las que creen que no pueden opinar de algo sino lo han experimentado antes y ya era el momento en que me presentaran a Torrente. Ahora que nos conocemos, el placer ha sido todo suyo. Al final de la película amenaza con una quinta parte de la saga pero yo doy por cerrado ese capítulo. Otro "tick" en mi "to do list", junto con el esquí (creo que hay formas menos dolorosas de suicidarse que tirarse sobre una pendiente sin frenos) o ir a una montería (pasar frío, sin poder hablar, sentada en una piedra, no es mi forma de disfrutar de siete horas en el campo).



lunes, 21 de marzo de 2011

Cisne negro

Definitivamente somos de planetas distintos. El otro día dos amigos me preguntaron si había visto la película "El cisne negro" y que qué me había parecido. Ingenua de mí contesté que me había gustado bastante a pesar de alguna escena muy desagradable y de que es una película muy tensa. Ellos me miraron como si estuviera hablando de física cuántica y me preguntaron lo que realmente les interesaba de la película; la "escena" (que a ellos, evidentemente, les había encantado). Para quien no la ha visto, hay una escena muy subida de tono entre Natalie Portman y su compañera de reparto, a mí, dicho momento me pareció que sobraba, no era necesario para el argumento de la película, a parte de ser muy desagradable. Cómo no, a ellos esa escena les hacía la película.

En fin, no quiero entrar en lo obvio, pero es evidente que funcionamos de maneras totalmente distintas, hablamos diferente idioma y me sorprendo cada vez que nos ponemos de acuerdo en algo. Lo que no entiendo es porque nos han diseñado tan distintos si tenemos que convivir juntos. Es algo que se me escapa.

viernes, 18 de marzo de 2011

Secretos de un seductor

Hoy en El Mundo había una entrevista a un chico que da cursos de seducción. Según él, la teoría es la siguiente; habla como un argentino sin llegar a parecer italiano y escucha a las mujeres. Partiendo de la base de que todo esto es un tópico, parece que a él le funciona, o eso dice. Pero ni los argentinos son tan estupendos, ni todos los italianos son unos liantes. Además, creo que el cerebro del hombre no está preparado para escuchar a una mujer. No es que tenga un problema, es que lo han diseñado así. Intenta compartir tus sentimientos con un hombre; a los cinco minutos ha puesto la cabeza en modo off y aunque parece que escucha, no está oyendo absolutamente nada de lo que le estás contando. En realidad no les interesa. Conozco a uno personalmente que ni siquiera pregunta, no vaya a ser que lo que le digas no le vaya a gustar o no coincida con el monólogo que te acaba de soltar. Porque sí, sí, nosotras sí tenemos que escuchar, comprender y apoyar, y lo peor de todo es que nuestro cerebro sí está diseñado para eso, así que aunque lo intentes, no puedes evitarlo, los escuchas, los comprendes y haces todo lo posible para apoyarlos (cosa que a veces es inviable).

Así que todos los que vais a los cursos de este "seductor" os doy un consejo: el truco está en malcriarnos, os guste o no, eso no falla nunca.

jueves, 17 de marzo de 2011

El lado positivo

Hay gente que tiene la gran suerte de ver siempre la botella medio llena. Son esas personas que tienen un optimismo que roza lo irritante. Sí, sí, puede ser irritante ese entusiasmo por las cosas. Todo es estupendo, todo el mundo es bueno, y todo tiene una razón de ser. Bien, pues yo no estoy de acuerdo. No quiero pecar de pesimista, pero sí soy realista y cuando algo no está bien, no está bien y punto. Prefiero asimilarlo que quedarme esperando algo bueno de un perfecto desastre, sobre todo porque entonces no actúas para cambiar las cosas a mejor.

No es que yo sea una intrépida, tengo miedo hasta de mi sombra (a veces diría que no me sigue). Pero de ahí a quedarme sentada a que las cosas ocurran va un trecho. Tampoco hay que empeñarse en lo que no puede ser. Esa teoría sacada de un mal libro de autoayuda que dice que si te lo imaginas se hace realidad, es una tontería. Por mucho que te empeñes en algo, si no es posible, no es posible. Es una pérdida de tiempo. Y no sé vosotros, pero yo mi tiempo lo valoro y mucho.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Como si no estuviera

La gente tiene la manía de hablar de mí como si yo no estuviera presente. ¡Me pone de los nervios! Además creen conocerme mejor que yo misma. Empiezan a hacer sus teorías y elucubraciones sobre mi vida sin que yo pueda abrir la boca. Es como si fuera invisible. Encima, la mayoría de las veces se equivocan. Me he dado cuenta de que, en general, tienen una idea muy equivocada sobre mí y sobre mi vida. Eso sí, tooodo el mundo sabe perfectamente lo que tengo que hacer y que las cosas que me pasan son siempre culpa mía. No es cierto. Además, a pesar de lo que dicen, yo no voy pegando cortes a la gente, ni creo dar miedo a nadie. Si diera más miedo otro gallo me cantaría. No me tomarían el pelo como me lo toman. Tampoco soy drástica, y la prueba es la cantidad de segundas y terceras oportunidades que doy a la gente sin que hayan hecho nada para merecerlo.

No soy perfecta, es cierto, ni tampoco una santa. Pero creo vivir bastante consecuentemente con mis ideas y decisiones y eso es algo que no sé si puede decir mucha gente. Que me he equivocado, cientos de veces. Que volveré a equivocarme, mil más. Pero por favor, cuando decidáis organizar mi vida, ¿os importaría preguntarme qué opino al respecto?

martes, 15 de marzo de 2011

Media naranja

Si creyera en la media naranja diría que con la mía han hecho un zumo, pero no creo ni en eso ni en las almas gemelas. Prefiero pensar que no hay UNA sola persona para cada uno, creo que hay personas con las que conectas más o menos, con las que la vida es más fácil y feliz que con otras. Es cierto que es fundamental cierta química, pero al fin y al cabo, es eso, química, y no me creo que los componentes se den exclusivamente con alguien y con nadie más, me parece una visión muy deprimente del amor.

No lo voy a negar, me encantan las comedias románticas y las películas un poco sensibleras, pero también soy consciente de que son películas y eso no pasa en la vida real. ¿Que he tenido momentos románticos? Muchos. ¿Qué incluso algunos parecían sacados de una película? También. Pero luego llega el día a día y me he dado cuenta que necesitas más que flores y violines (aunque no hay que eliminarlos de la ecuación).

Lo sé, tengo un ataque de racionalidad. Puede que mañana vuelva a estar en una nube y el mundo me parezca de color rosa, hoy por hoy, veo todos los colores, y me gusta.

lunes, 14 de marzo de 2011

El uso del móvil

Ayer volviendo en el tren desde Córdoba tenía detrás a un hombre que se pasó el viaje hablando por teléfono. Generalmente no me molesta ya que las personas suelen hablar en un tono medio, pero el colega de detrás hablaba a voz en grito. Era de los que no se han enterado de que no hay que hablar más alto sino más claro. Así que me enteré que iba a cenar a un japonés con unos amigos de Madrid. Que tenía reserva en un hotel cerca de Barajas porque al día siguiente tenía que estar a las 8.15 en el aeropuerto para irse a Miami. Y que buscaba a amigos para que lo despertaran porque aunque se había traído el despertador (avisó también a alguien con quien debía vivir; "no lo busques que me lo he llevado") no se fiaba de oírlo porque esa noche iba a salir de copas. ¿Y para qué quiero yo toda esa información? ¡Si al menos fuera interesante!

Esta mañana, mientras intentaba concentrarme en mi diálogo en chino sobre lo bien que uno de ellos jugaba al tenis, en la puerta de la clase había alguien explicando por teléfono el árbol geneálogico de alguien con quien habían quedado; "Sí, es fulanita de..., sí de los de..., claro, claro, es su sobrina. Su teléfono es (y ha dado el teléfono). ¡Increíble! Yo ya no sabía si el chino jugaba al tenis o al badmington.

El teléfono móvil es muy práctico, puedes hablar con quien quieras cuando quieras y donde quieras, pero hay que tener cuidado, uno por el volumen que utilizas cuando hablas en un sitio público y dos, la información que das. Creo que, de ahora en adelante, antes de hablar con alguien, preguntaré dónde está, para saber hasta que punto pudo dar información o no sobre mi vida. y recomiendo al resto que haga lo mismo.

martes, 1 de marzo de 2011

La indiferencia

Dicen que la indiferencia es una de las mejores armas. Yo no estoy tan segura y eso que la cumplo bastante a rajatabla. Pero es que a veces me gustaría decir a alguien que se ha pasado, o que no puede ir hiriendo a los demás tan tranquilamente. Otras veces, mucho menos constructivas, me quedo con las ganas de dar una patada donde más duele. Así que voy por el mundo con una fama de auto control envidiable. Lo que no sabe la gente es que he llegado a envenenarme mordiéndome la lengua y empiezo a estar un poco cansadita del tema.

No voy a decir que de ahora en adelante voy a cambiar drásticamente y voy a ir soltando por ahí improperios al primero que se me ponga delante, pero voy a intentar callarme un poco menos, ya va siendo hora de que la gente sepa que aunque a veces lo parece, de tonta no tengo un pelo, y que sí que me doy cuenta de lo que ocurre a mi alrededor. Sobre todo, porque a menudo, sin yo quererlo, me entero. La información es poder, o eso dicen, y a mí no hacen más que informarme sobre la vida de personas que, en realidad, preferiría no saber. Porque, seamos sinceros, ojos que no ven, corazón que no siente.

Los listos

Hay hombres listos y hombres que se creen muy listos. No puedo con los segundos pero chocan contra mí constantemente. Se creen que te tienen totalmente hipnotizada (generalmente también se creen irresistibles). Pues no, ni sois tan listos ni nosotras tan tontas. Llega un momento en que dices basta y significa basta. Yo soy lenta, pero cuando tomo una determinación ya no hay quien me convenza de lo contrario. Me cuesta no dar otra oportunidad, pero es que llega un punto en que se te acaba la paciencia y estás harta de que se te ponga cara de idiota. Además, a esos hombres suele atacarles un Alzheimer precoz. Se olvidan de todo lo que te han dicho y creen que a ti también se te ha olvidado. Yo tengo una memoria prodigiosa para eso. No se me olvida ni la palabrería, ni las promesas vacías, ni las tonterías que me dicen. Lo guardo en el disco duro y cuando hago un repaso y me doy cuenta de que me han estado tomando el pelo, cierro puertas a cal y canto.

Lo increíble es que no se dan por vencidos, creen que te van a volver a embaucar, que vas a volver a caer en sus redes con sólo una sonrisa. No hay sonrisa que valga para determinadas actuaciones, lo siento. "Listillos" del mundo os tengo calados, así que por favor, o maduráis o buscáis otra víctima, que yo ya he descubierto que hay más peces en el mar que además son mucho mejores.