jueves, 31 de octubre de 2013

Plan de pensiones

El otro día leyendo La Vanguardia casi me atraganto. Había un anuncio a toda página de color verde con una abeja Maya enorme y la siguiente frase: "Si te sabes la canción necesitas un plan". ¡Un plan de pensiones! ¿Quéeeeeeee? Me están llamando vieja en mi cara y encima para eso utilizan un héroe de mi infancia. Sinceramente, me parece una impertinencia, a parte del hecho de que mi sobrina de 5 años también se sabe la canción ¿ella también está en edad de pensar en su plan de pensiones? Según el anunciante, sí. Además añadía otra frase en letra más pequeña que no recuerdo exactamente como era (hay cosas que mejor olvidarlas) pero era algo sobre que el tiempo pasa sin darnos cuenta o algo parecido. O sea que además de insultarnos, nos deprimen. El responsable de la campaña de publicidad se ha lucido. Me pregunto que edad tendrá, y si se sabrá la canción y todavía más ¿tiene un plan de pensiones?
Aviso: este anuncio está en todas las oficinas de un conocido banco, y no conocido por su buena reputación, por cierto. Si veis una mancha verde en un ventanal de una sucursal de un banco mirar al otro lado o vuestra autoestima podría sufrir un revés sin precedentes.

lunes, 21 de octubre de 2013

¿Para cuando la teletransportación?

Entiendo que los científicos están muy ocupados en otras cosas pero en serio, ¿para cuando la teletransportación?
El martes pasado desde que salí de casa hasta que llegué a mi hotel en Londres pasaron siete horas. Sí, sí, siete horas. Mi avión salía a las siete de la mañana y ¿que hay peor que levantarse para un vuelo de las siete? Pues que tu vuelo finalmente salga a las nueve. Lo que hubiera dado yo por esas dos horitas más de sueño. Sobre todo porque la noche anterior había tenido cena así que no dormí mis nueve horas de rigor (las horas que necesita mi cuerpo de sueño no son asunto de nadie... lo digo por todos los que ahora están diciendo con los ojos desorbitados ¿duermes nueve horas?) A lo que iba, que entre que sales de casa, coges un taxi, llegas al aeropuerto, pasas el control de seguridad, vas a la puerta de embarque (que siempre es la que está más lejos) y esperas para subir al avión ha pasado media mañana. Dos horas más tarde aterrizas, tienes que conseguir bajar del avión, andar miles de quilómetros hasta el control de pasaportes, andar otros miles de quilómetros hasta la salida. Ahí coges un tren de media hora y finalmente un taxi hasta el hotel. Llegué a Londres ya agotada, como si en vez de ir dentro de un avión hubiera ido empujándolo hasta su destino.
Así que desde aquí pido a la comunidad científica, que tenga piedad por los pobres viajeros y se pongan manos a la obra.

martes, 8 de octubre de 2013

No va más.

¡Ay! ¡Qué mal estamos! El sábado pasado estuve en la boda de un amigo. Entre el grupo de amigos quedamos solteros tres, pero en realidad, la pregunta de ¿quién es el siguiente? siempre nos la dirigen a dos, por más que insistamos (los dos aludidos) que entre nosotros, el último que se case gana. ¿Qué gana? Ni idea, nunca hemos llegado a concretar tanto. Lo que sí conlleva es que no hacemos ningún esfuerzo en llegar a ese "inolvidable" día con el que sueñan todas las madres, temen todos los padres y suspiran todas las niñas. Pero es curioso que el resto de la población insista en ello. Todas mis amigas quieren una boda porque es la excusa perfecta por la que pueden dejar a los niños una noche sin remordimiento alguno. En esta misma boda del sábado, mientras esperábamos una copa de vino blanco, comentábamos una amiga (la tercera soltera a la que no insisten con boda)  y yo que tampoco estaba el panorama para enamorar a nadie. La evolución ha hecho que en el siglo XXI los hombres se han vuelto más comodones y las mujeres más exigentes lo que imposibilita totalmente que nos pongamos de acuerdo. Así que yo sigo en mis trece que al menos ganaré una apuesta.