jueves, 27 de octubre de 2011

Barreras

Ayer una amiga comentaba que de ahora en adelante, cuando se enamorara, pondría barreras. Y digo yo ¿cuando sabes que es el momento de poner barreras? Decía que el amor es muy bonito pero que tienes que poner límites. Todo eso está muy bien, racionalmente hablando, pero cuando te enamoras eres todo menos racional. Así que para cuando te das cuenta que quizás tenías que haber puesto un límite en el momento de ceder a todo, ya es tarde. Además, poner barreras y límites me parece tan frío... A mí, que soy bastante más cabeza que corazón (tengo que reconocerlo aunque no acabe de gustarme) ya me cuesta, pues no quiero ni pensar en las mujeres que son todo lo contrario. Añadió que ellos lo hacen, que sufren menos. No me lo creo, aunque muchas veces me quejo de la forma de pensar de los hombres, decir que no tienen sentimientos me parece cruel. Creo que aunque tienes que intentar no perder el sentido, tampoco tienes que convertirte en la mujer de hielo, porque eso no le gusta a nadie, ni siquiera a ti misma.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Esquivando las balas

A medida que te haces mayor vas aprendiendo a esquivar las balas y, supongo, que llegado un momento, eres mejor que Keanu Reeves en Matrix. Ayer conseguí esquivar una, y como hasta hora siempre me daban de pleno, me sentí muy orgullosa de mí misma y también más vieja, para que negarlo. Aunque la guerra no ha terminado, la primera batalla se ha decantado por mi ejército que se compone de : "¡Ah no! ¡Por ahí no paso!" "Démosle la vuelta a la tortilla"y "Sí, sí, lo que tú digas, pero no". Entre estos tres generales y eso sí, sonando todo a broma pero hablando en serio, poco a poco voy defendiendo mi terreno. ¡¡Pero es agotador!! Tienes que tener mano izquierda y mucha, mucha paciencia para no salirte de tus casillas y perder la razón por las formas. Además aunque lo comprendes todo, el de enfrente no tiene porque enterarse siempre. La comprensión está muy sobre valorada últimamente.

martes, 25 de octubre de 2011

A contracorriente

Siempre he ido a contracorriente sin quererlo, ni buscarlo. Ahora está de moda salir con hombres más jóvenes que tú, muuuucho más jóvenes que tú, una especie de "El graduado". Desde que Demi Moore empezó a salir con ese actor (soy incapaz de recordar el nombre) más joven que ella, empezaron a salir un montón de parejas, donde ellas, estupendas habiendo hecho un trato con el diablo (y su cirujano plástico) salían con hombres más jóvenes. A mí, en cambio, me siguen gustando mayores, muuuucho mayores que yo. No puedo evitarlo, en cuanto me presentan a alguien que es menor que yo, aunque sea un año, no hay nada que hacer, me cierro en banda y, por si acaso queda alguna duda, le llamo pipiolo. En cambio, como pasen de los 45 y sean atractivos... ¡ay! Y eso ha sido desde siempre, ya he dicho alguna vez que llevo enamorada de Pierce Brosnan desde que tengo 15 años. Por lo que no es cierto eso que el amor no tiene edad, claro que la tiene, sólo que para cada uno es distinta.

domingo, 23 de octubre de 2011

El mapa

Tengo una amiga que dice que necesita un mapa, yo creo que lo que necesita es un navegador último modelo, de esos que hasta que no les haces caso no se callan. Y es que la "chiquilla" está más perdida que un pulpo en un garaje. Tiene que sacarse a alguien de la cabeza y está convencida y decidida pero no sabe cómo. Yo le he dicho que tiene que crearse un mapa hasta llegar al destino deseado; es decir que paso a paso consigamos que ande un poquito en vez de seguir estancada en el mismo sitio. No es fácil, lo sé, pero o empieza a actuar o esto se va alargar eternamente, y lo digo porque no es que lleve un par de meses así ¡es que lleva años! Pero hemos dado un gran paso: es consciente de que tiene que hacer algo al respecto (menos da una piedra).
Pero claro, luego hablas con ella y aunque parece que está tomando cartas en el asunto ¿a quién vamos a engañar? En fin, que habrá que configurar el gps y bloquear la función de silencio para que pase lo que pase no pueda callarlo hasta que lo obedezca.

viernes, 21 de octubre de 2011

Comunicado

El día de ayer nos lo vendieron como un día histórico para nuestro país. Nada me gustaría más que creérmelo pero ya hemos tenido comunicados antes y han durado lo que a ellos les ha interesado. La banda terrorista ETA nos dijo ayer que dejaba la lucha armada definitivamente. ¿Es cierto? ¿Se acabaron las bombas y los asesinatos? Me pregunto si esta mañana todas las personas amenazadas han despedido a sus guardaespaldas, no han mirado debajo del coche y han salido paseando por la calle tan tranquilas.
Pero pensemos que es cierto, que definitivamente no van a atentar contra nadie más, me alegro, me alegro muchísimo pero creo que el comunicado es bastante indignante. Para empezar hablan de lucha ¿perdón? No ha habido lucha, ha habido actos cobardes por su parte mientras el resto de ciudadanos aguantábamos la rabia y esperábamos que la policía y la justicia hicieran todo lo que estaba en su mano para pararlos. Después se acuerdan de sus compañeros y compañeras muertos ¿y las más de 800 víctimas asesinadas por ellos? Y encima hablan de los que sufren en la cárcel y el exilio, en vez de llamarlos por su nombre: condenados por sus actos y huidos de la justicia. Me parece un problema de vocabulario bastante importante.
En fin, que además de este cese de violencia, hubiera sido un verdadero gesto valorado por todos el pedir perdón a todas las familias que han destrozado y mostrar compasión y arrepentimiento sobre ello. ¿Es demasiado pedir?

jueves, 20 de octubre de 2011

Complicadas

Los hombres siempre dicen que somos muy complicadas y que ellos son básicos. Ja, ja, ya me gustaría a mí que las cosas fueran así. Ni nosotras somos tan difíciles ni ellos tan sencillitos. Pero es algo que después de tantos años diciéndolo se ha llegado a considerar una máxima de verdad absoluta y ellos la creen a pies juntillas.
Otra de las convicciones de los hombres es que les pedimos que nos lean la mente. Que nos gustaría, sí, que sepamos que eso no es posible, también. En realidad son ellos quienes lo piden. Tenemos que adivinar cuando están cansados, enfadados o hartos de tanto trabajo, aceptar que eso no va con nosotras y además darles apoyo y comprensión. ¡Qué seamos unas santas, vaya! Pero si nosotras estamos agotadas, de mal humor o estresadas, su visión es que somos muy difíciles de contentar.
Definitivamente no es justo como está montado todo este lío de hombres y mujeres.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Ceda el paso

Me he dado cuenta que últimamente cedo yo siempre en todo. ¿Debería ser más fuerte? ¿Enfadarme más? ¿Y qué gano enfadándome? Un disgusto y una pérdida de tiempo. La gente va tirando de ti cada vez más hasta que la cuerda se rompe. Yo en vez de cuerda debo tener una goma mega elástica. Nunca acaba de romperse y eso que yo le pongo ganas, pero no, al final cedo. Por muy decidida que esté a ser más dura, no lo consigo. ¡Qué desastre! No sé si es cuestión de ponerle más voluntad o que simplemente no sirvo para eso. Tengo grandes amigos, pero a su manera, algunos de ellos, tiran y tiran, y claro, como yo nunca protesto, siguen tirando. ¿Cómo los paro? ¿Gritando basta? Debería hacerlo porque empiezo a estar bastante cansada, física y psíquicamente, así que mejor que vayan con ojo, no sea que despierten a la bestia.

martes, 18 de octubre de 2011

No se puede tener todo

Ayer una amiga, chateando, me dijo que no se podía tener todo, y aunque estuve de acuerdo, no dejo de preguntarme ¿por qué no? ¿Por qué siempre hay que renunciar a algo? ¿Por qué tienes que sopesar las cosas y decir adiós a algo para tener otra? No me parece justo. Lo sé... no hay justicia en el mundo. La vida está hecha de frases que nos empujan a resignarnos ante lo que tenemos y lo que no tenemos. Yo no es que sea una revolucionaria, es más, opino que no me puedo quejar (otra frasecita para el recuerdo) y hay quien cree que no tengo derecho a quejarme. Y no lo hago, no me quejo, ¿pero es tan terrible querer más? ¿Quererlo todo?

lunes, 17 de octubre de 2011

El notas

Hay gente que le encanta llamar la atención, les encanta ser los protagonistas de todo, aunque no les toque, hablo de esas personas que incluso van de blanco a una boda. Yo, que lo que quiero es que nadie sepa que existo para así poder observar con más libertad, no los comprendo.

Ayer comiendo con unos amigos recordaron cuando intentaron presentarme a uno de ellos. No era mi tipo para nada, ni siquiera lo encontré tan guapo como todo el mundo decía. Pero según uno de ellos, yo soy taaaaaan discreta que eso es lo que me conviene, alguien a mi lado llamando la atención. ¡Claro! Como no suficientemente facilidad para ponerme colorada ¿verdad?, lo mejor es asegurarse de llevar a alguien al lado que te haga subir los colores. Normalmente no sufro de vergüenza ajena, pero de ahí a que mi acompañante sea un notas ¡aaaaarrrgghh! No, no y no. No creo que lo que la gente necesite sea justamente su ser opuesto para sentirse completa. Debe haber diferencias, por supuesto, eso positivo pero ¿blanco y negro? Me parece demasiado.

viernes, 14 de octubre de 2011

Tomadura de pelo

El fin de semana pasado me tomaron el pelo, y nunca mejor dicho porque fue en la peluquería. Fui el viernes a cortarlo y ya por eso me cobraron lo que no está escrito. Al menos no caí ni en comprar el champú y la mascarilla que me ofrecían, ni en hacerme el tratamiento de "liso perfecto". Si llego a caer tengo que empeñar un riñón para pagarlo. Pero lo fuerte fue el sábado.

Como tenía una boda fui por la mañana para repasarme (tener el pelo rizado y querer llevarlo como una japonesa es lo que requiere). El peluquero, cuando le dije el evento, me preguntó cómo era el traje. Se lo describí y me sugirió, el valiente, que podría ir con una cola de caballo. Yo sorprendida pensé ¿eso que me hago en el pelo para ir al gimnasio? Va a ser que no. Entonces me sugirió un medio recogido, es decir coger los mechones de delante y agarrarlos detrás. Bueno, pensé, será algo distinto. Empezó a peinarme y a ponerme tal cantidad de clips que menos mal que no iba a un aeropuerto porque hubiera pitado igual que si llevara una ametralladora en el bolso. Yo iba observando y no me convencía nada, pero decidí dejarlo acabar antes de pararlo, no fuera a ser que al final mejorara. Cuando acabó me había subido tanto el pelo que parecía Ivana Trump. Educadamente le dije que no me veía, que no iba a ir cómoda porque no era yo. No le gustó pero lo aceptó y quedamos en que me haría algo más sencillo. A la tercera no va la vencida, es decir, no me veía maravillosa de la muerte, pero no estaba mal y no me apetecía lo más mínimo volver a intentarlo. Así que lo dejé estar, estaba correcto, sin echar cohetes pero bien. Cuando fui a pagar casi me da algo. Me cobraron 49 eurooooos!! ¿Perdón? ¿Los clips son de plata? ¿Eres el peluquero de las estrellas? Pagué resignada y me fui a casa jurando y perjurando que no volvería e esa peluquería nunca más. ¡Menuda tomadura de pelo!

jueves, 13 de octubre de 2011

Tu tiempo no es mi tiempo

El otro día no tuve más remedio que enfadarme con un buen amigo. Quedamos que se pasaría por casa el domingo sobre las cinco de la tarde. A las cinco y media me envía un mensaje diciendo que había ido a comer con sus padres, que me avisaba cuando estuviera entrando en Barcelona. ¿Cómoooo? Le contesté que vale pero que podría haber avisado antes. Pero ahí no acabó la cosa. A las siete me envía otro diciendo te llamo luego. ¡Pero bueno! En fin, pensé, puede haberle pasado algo y le pregunte si todo bien. ¡Me contesto a las ocho y mediaaaa! Me contó un problema que había tenido y que me llamaba al día siguiente. Yo estaba ya queriendo matar a alguien y le dije que todo eso podría habérmelo dicho horas antes. Luego le costó cinco días en llamarme para disculparse. Evidentemente, se me pasó el enfado y quedamos aquella noche.

Pero había perdido toda una tarde que podía haber aprovechado para ver a otros amigos. Cuando voy a Barcelona suelo tener el tiempo bastante apretado y no es fácil ver a todo el mundo. Además me parece increíble el poco respeto que a veces muestra la gente por el tiempo de los demás. Al menos, pienso, habíamos quedado en casa, si llegamos a quedar en un bar, me da algo. Mis años en Inglaterra me educaron en la puntualidad que, una vez de vuelta en España, en vez de una virtud se convierte en un castigo. Desaprovechas un maravilloso tiempo esperando, pero por lo visto tienes que aceptarlo como algo normal. Cinco minutos no pasa nada, diez es normal, quince es aceptable y veinte puedes empezar a protestar. ¡Pero bueno! Si se queda a una hora es a esa hora y no más tarde.

martes, 11 de octubre de 2011

Alberto me dio la boda

Sé que nunca pongo nombres pero esta vez Alberto se lo ha ganado a pulso y además está enterado así que ¡qué apechugue! Que conste que estoy siendo buena porque la amenaza consistía en nombre y apellido pero bueno, he decidido que con el nombre ya tiene castigo suficiente.
El sábado tuve una boda. La boda fue muy divertida, en un sitio estupendo con un vistazo y con un montón de amigos a los que no veo mucho, así que prometía. Todo iba a las mil maravillas hasta que Alberto decidió hacerme un interrogatorio propio de la Gestapo que empezó en el aperitivo y duró toda la cena. No contento con mis respuestas, además se dedicó a rebuscar en internet cualquier información o personajes parecidos en la red y a compartirlos con el resto de la mesa. Por más que yo intentara cambiar de tema, él volvía a lo mismo sin compasión. Cansada de ser el centro de la conversación agradecí que la cena, por fin, acabara.
Así que, Alberto, tal y como amenacé cuando mis súplicas no surtían efecto, eres el primero al que nombro en mi blog y no para decirle bonito justamente. Por otro lado, gracias por recogerme y llevarme a la iglesia, y a parte de nuestro pequeño desacuerdo sobre temas de conversación, me gustó verte.