lunes, 23 de junio de 2014

Verbena de San Juan

Verbena de San Juan, noche de brujas. O eso dicen. Yo no creo que haya que esperar a la noche del 23 de junio para verlas salir, en realidad están en todas partes y salen todos los días. Cuando menos te los esperas aparece por detrás, escoba en mano, para darte una manzana envenenada. Y eso que últimamente no me he encontrado con ninguna (toco madera que hablando de brujas nunca se sabe...) También probablemente porque con la edad aprendes y te alejas de esas personas que te dan mala espina. Tu cuerpo reacciona con repulsión ante determinadas personas sin saber porqué, sin tener ningún motivo real. Yo he aprendido que cuando eso ocurre hay que salir corriendo antes de que sea tarde y realmente tengas motivos fundados para ese repelus inicial. Pero no voy a engañarme, por mucho que haya aprendido, todavía pueden sorprenderme, es cierto que llevo una temporada muy tranquila pero una no se puede confiar, que en cuanto te descuidas ¡zas! te pinchas con un huso.

lunes, 2 de junio de 2014

El costurero

Hace una semana fue el cumpleaños de una de mis sobrinas. Cumplió 10 años. La semana anterior estuve dándole vueltas a la cabeza pensando qué iba a regalarle. Viendo que no tenía ninguna idea buena, decidí preguntar. Llamé a su casa. Sí, sí, a un número fijo, si quieres contactar con alguien menor de 12 años es la manera. Me contestó mi sobrina de 7 años y me dijo que su hermana no estaba y que no sabía lo que quería por su cumpleaños, pero que se lo preguntaría y me volvería a llamar. No tuve demasiada fe, he de reconocer mi poca confianza, pero sorprendentemente un par de horas más tarde me llamó y me dijo que su hermana quería un costurero. ¿Un costurero? ¿Estás segura? le pregunté extrañadísima, ya que a mí las labores caseras y hacendosas nunca me han llamado la atención. Ni las costura, ni la cocina, ni las manualidades... nada. "Sí, tía, es lo que me ha dicho, quiere un costurero". Aunque me temía una gamberrada por parte de su hermana pequeña, otra vez la poca fe en mi sobrina, decidí que vale, le compraría un costurero. Al día siguiente al salir de la oficina fui a una mercería que estaba cerca y que por internet me pareció que era bastante grande. Al llegar me llevé sorpresa tras sorpresa, a parte de ser enorme ¡estaba a tope! Y de gente de mi edad... Yo en cambio me sentía totalmente perdida. Por fin me atendieron. "Vengo a por un costurero". Muy bien contestó la dependienta. "Es para una niña que cumple 10 años" añadí para hacerle entender que no venía a por algo fácil. Muy bien volvió a contestar sin inmutarse y me enseñó toda una variedad de costureros con motivos infantiles. Yo no cerraba boca. Así que elegí uno, luego vino el rellenarlo con lo básico, cosa en la que necesité la ayuda de la dependienta. Me lo envolvió en un super paquete y salí de la tienda dejando a la dependienta atendiendo a un montón de personas que se movían entre cintas y botones. 
El sábado le di el regalo a mi sobrina. Mientras lo abría yo le insistía que si no le gustaba podíamos cambiarlo. No acababa de creerme que fuera realmente lo que quería. ¡Pero acerté! ¡Le encantó! Tengo que dar las gracias, eso sí, a mi sobrina de 7 años y disculparme por la poca confianza que tuve en ella.