jueves, 19 de abril de 2012

Dos años más

El pasado fin de semana estuve en Barcelona y como se acerca mi cumpleaños ¡ay! mi madre decidió que lo celebráramos el sábado porque venía mi hermano con la familia a comer. Todo era muy típico, me dejaron escoger el menú y en el postre apagaron las luces. Cual es mi sorpresa cuando miro el pastel y veo que el número de las velas no es el correcto. En vez de cumplir un año más, cumplía DOS más.¡Aaaaarrghhh! Cuando solté ¡yo no cumplo eso! mi madre se quedó blanca. "¿Cómo qué no?" "¡No! Cumplo uno menos". No me podía creer lo que estaba pasando. A estas alturas mis sobrinos ya estaban muertos de risa y el mayor cambiaba el orden de las velas (cuyo número era muchísimo peor) diciendo: ¿así te gusta más? Yo que a los 18 dije que no cumplía ni uno más, no he tenido más remedio que resignarme a que no lo acepten y me pongan un número más cada año pero ¡dos! eso es demasiado. Saltarme un año a estas edades no tiene ninguna gracia.
Eso sí, en casa, enseguida sacaron el lado práctico, las podremos aprovechar el año que viene. Para que luego digan que no nos apretamos el cinturón.

martes, 17 de abril de 2012

Maletazo

El miércoles en el tren me cayó una maleta en la cabeza. Iba yo tan tranquila en mi asiento, contenta porque no me había tocado nadie al lado cuando el Ave para en Zaragoza y se sube un petardo que tiene el asiento de al lado. Yo, como iba concentrada en la película, era Tintín, por cierto, que no la había visto y decidí que como "conozco" al actor y me quedaban más de dos horas de viaje iba a ser mi entretenimiento(bueno, no es el actor pero podría haberlo sido por el increíble parecido que tienen). En fin, que ahí estaba yo, concentrada cuando ¡pam! me cae algo en la cabeza. ¡Era una maleta! El energúmeno empezó a decirme que lo sentía, que se le había resbalado, etc. Yo le contesté bastante enfadada, pero no sólo por el golpetazo en la cabeza sino porque mira que es grande el tren, que hay vagones de turista y que hay asientos y me tiene que tocar a mí el patoso de turno. Eso creo que es lo que me puso más furiosa. Además, si al menos el maletazo me hubiera aclarado las ideas, pues mira, algo es algo, pero no, lo único que conseguí fue un chichón y un dolor de cabeza durante el resto del día. Además de sentirme la mujer más gafe del mundo, claro.

miércoles, 11 de abril de 2012

Mi isla

Ya he vuelto después de unos días de relax absoluto. Pensé que volvería con las pilas sociales cargadas, pero no. Sigo queriendo quedarme en mi isla. Para complicar las comunicaciones no he puesto aeropuerto. Sólo hay un pequeño embarcadero a las que llegan simplemente las pequeñas barcas a remo. Sí, sí, quien quiera llegar hasta aquí, va a tener que remar un rato. Estoy cansada de poner facilidades, me siento que doy la mano y me cogen hasta el hombro. ¡Se acabó! Además se está tan bien en esta playa desierta, tan tranquila y sobre todo tan segura. La puerta está cerrada con candado y he tirado la llave al mar. Además he puesto una alambrada electrificada, así que una vez has remado, hay que trepar, y tener cuidado con las descargas eléctricas. Ya pasada la alambrada hay que esquivar a los pastores alemanes. Están entrenados para atacar a cualquier extraño que entre en mi propiedad. Si consigue ganárselos y que le dejen pasar, sólo le queda buscarme, estoy escondida en alguna parte de esta isla. Y estoy tan a gusto que va a ser muy difícil moverme.

martes, 3 de abril de 2012

Tic tac, tic, tac

En 24 horas estaré rumbo al aeropuerto, por fin. Tengo tantas ganas de llegar y ver el mar, abstraerme en una novela de 1.000 páginas, de esas que te enganchas y no puedes soltar hasta que llegas al final. Literariamente no suelen ser gran cosa pero son muy entretenidas. También tengo ganas de sacar a Matilda. Matilda es mi bici, le iba a poner Lola pero alguien me fastidió el nombre (es una historia que os contaría pero no me apetece absolutamente nada recordarla). Pues Matilda lleva encerrada en el garaje desde agosto así que habrá que sacarla de paseo si no quiero que se oxide. Probablemente no haga buen tiempo, nunca lo hace en Semana Santa, pero me da exactamente igual, lo que quiero es salir de aquí, de la meseta, de una vez. El fin de semana he estado fuera y me ha sentado taaaan bien. Además el no estar en Madrid colabora muchísimo con mi decisión de sacar a alguien de mi cabeza y abrir los ojos a mi alrededor. Sólo 24 horas más y estaré a salvo. Tic tac, tic tac.