lunes, 28 de febrero de 2011

Primavera

Ya hace buen tiempo ¡yupi! Bueno, vale, tampoco para echar cohetes pero poder estar sentada en una terraza sin convertirme en estalactita ya me alegra el día. Ya sólo puedo pensar en comprar billetes a Ibiza; Semana Santa, alguno en mayo, otro en junio, y así hasta septiembre ¡qué ganas! Además Madrid cuando hace este tiempo es muy agradable. Ayer dimos un paseo, fuimos al Thyssen y de ahí a comer un arroz al lado del Botánico. Es el plan perfecto de domingo. Además como ya me encuentro bien, aunque he de reconocer que me canso fácilmente, el día fue estupendo. A ver cuánto dura.

Estamos ya en marzo, hoy es 28 pero me siento que ya ha acabado el horrible mes de febrero. ¡Qué manía le tengo! Llega la primavera que la sangre altera, o eso dicen, aunque cómo me la alteren más voy a salir volando. Sí, sí, la tengo alterada, menos mal que mi autocontrol no permite que salga a la luz esa cara de tonta que se nos pone a veces cuando estamos muy contentas. Es lo que hace el sol en mí, y si encima ya estuviera en la playita oyendo el mar sería la pera. Pero no se puede pedir todo, así que de momento, voy a ir reservando billetes.

viernes, 25 de febrero de 2011

Medicamentos

Ayer me fui a tomar algo como todos los jueves, con la diferencia de que en vez de pedir una copa de vino tinto pedí una Coca-cola light. Qué raro ¿eh? En el fondo, aunque muchas veces no lo parezca, soy una mujer responsable y sé que no se pueden mezclar medicamentos y alcohol. Yo, que llevo toda la semana totalmente dopada con el antibiótico y el calmante, prefiero no jugármela.

Lo que no acabábamos de ponernos de acuerdo era porqué no se podían mezclar ambas sustancias. Había dos teorías principalmente; la de que entonces te coges un colocón de campeonato y la de que las pastillas mezcladas con alcohol no hacen efecto. No sé cual es la correcta, pero ambas me hacen repeler el alcohol como si de un bicho se tratara. No quiero que tengan que arrastrarme a casa y al día siguiente no saber donde me olvidé la cabeza y muchísimo menos que el calmante no actúe, que no llevo bien lo del dolor. ¡Si todavía no acabo de estar convencida de sacármela sólo de pensar en el pinchazo de las anestesia!

Lo sé, soy una exagerada, pero cada uno tiene sus fobias y una de las mías (no voy a decir la única porque eso sería mentir como una bellaca) es todo lo relacionado con médicos (lo siento por mi sister), medicinas y agujas, sobre todo agujas.




jueves, 24 de febrero de 2011

La muela del juicio

Fui al dentista. Conseguí que me viera el martes por la tarde. Yo, que no podía abrir la boca lo suficiente como para comer con cucharilla de café, no iba muy dispuesta pero necesitaba que me recetara un calmante. Y pensé, además, que cabía la posibilidad de que se apiadara de mi dolor y diagnosticara por lo que yo le dijera. ¡Angelita! Mi dentista es una profesional así que me abrió la boca como si fuera un buzón y hasta que no vio claramente que tenía la muela del juicio inflamada, no se dio por vencida. Es más, me hizo hasta una radiografía de la muela en cuestión, lo hizo que aullara de dolor. Pero ya se sabe, cuando quieres algo de verdad, algo te cuesta. Así que me recetó por fin un antibiótico y el bendito calmante. Eso sí, no sin antes añadir, que la semana que viene, cuando baje dicha inflamación, volviera para quitarme la muela. Ja, ja, ja, lo lleva claro. Eso pensé al salir de ahí. Una vez el calmante hizo su efecto, empecé a pensar con claridad, y lo bien que estaba en ese preciso momento, no sabía que tenía muela. Así que comencé a plantearme la posibilidad de que quizás, a lo mejor, era una opción que podía ser factible.

Toooodo el mundo dice que no duele. Que no te enteras de que te la quitan y que luego, sólo "molesta" unos días. Eso añadido con el chistecito. Sí, sí, cuando decía que iban a quitarme la muela del juicio había quien decía "¿qué juicio?" o "a tu edad ya era hora que te saliera el juicio". ¡Cuánto ingenio! ¡Qué despilfarro de jocosidad! Estoy que me parto de risa (si pudiera reírme, claro, porque el dolor no me da mucha cancha).

La buena noticia es que hoy duele menos, la mala es que la dentista ya me dijo que la otra muela iba por el mismo camino que ésta. ¡Aaaaaggghhh!


martes, 22 de febrero de 2011

Hipocondría

Pensé que hoy ya estaría mejor, y lo estoy respecto al trancazo, la cabeza ha dejado de pesar 150 kilos, pero la muela no mejora. Lo sé, ha llegado ese momento que he intentado evitar con sobredosis de paracetamol: tengo que pedir hora al dentista. ¡Aaagghhhh! Incluso me veo la cara hinchada, aunque eso puede ser parte de mi hipocondría natural.

Sí, para que negarlo, soy hipocondríaca. Basta que lea los síntomas de una enfermedad para que los note todos, da igual que dicha enfermedad sea una rarísima variante de otra que solo puede cogerse si subes una montaña en los Alpes y haces el pino, yo creeré que la he cogido. Otra cosa horrible son los efectos secundarios de las medicinas ¿por qué creéis que sólo tomo paracetamol? Es con el único que tengo comprobado que no los sufro. En cuanto tomo una medicina nueva, leo el panfleto y creo que voy a sufrir todos esos efectos, uno detrás de otro.

Ya dije que no era una buena enferma.


domingo, 20 de febrero de 2011

Trancazo

Estoy con un trancazo horrible, unido a que una de mis muelas del juicio está dando la tabarra, digamos que hoy no tengo mi mejor día. Además ahora tengo clase de chino que me va a sonar a japonés y lo que yo quiero es meterme en la cama hasta el próximo lunes. Tengo la cabeza como un bombo y mi nuevo inseparable amigo es el pañuelo.

Lo reconozco, no soy una buena enferma. Me quejo mucho pero luego no hago caso a mi hermana (es médico) cuando me dice lo que tengo que hacer. No me gustan nada las medicinas, lo más fuerte que tomo es gelocatil y de tarde en tarde, así que nunca tomo la medicina que toca. Ayer me dijo que para la muela ibuprofeno, yo esta mañana he seguido con mi paracetamol de toda la vida. Así que en teoría no tengo derecho a quejarme, pero hoy me encuentro mal por lo que no voy a pensar en lo que tengo derecho o no, hoy no tengo ganas ni cabeza para pensar en nada.

viernes, 18 de febrero de 2011

¡Qué tres días!

Lo sé, llevo dos días sin decir nada, pero es que no he parado. Y hoy seguimos. Aunque por fin esta mañana tengo un ratito tranquilo para colgar este post. El martes por la tarde llegó mi madre a Madrid y desde entonces no ha habido ni un minutito para descansar y tomar aliento. Ni siquiera ayer por la noche que decidí quedarme con una amiga en casa mientras mi madre se iba con unos amigos a tres cenas distintas.

Mi amiga llegó sobre las ocho y media. Pedimos que nos trajeran sushi y estuvimos bebiendo una botella de champán mientras nos contábamos los últimos cotilleos. A las doce y media ella se fue y yo, agotada, me metí en la cama. Unas horas más tarde me despertó una fiesta flamenca que alguien estaba tocando con los timbres de casa. Me levanté, abrí la puerta y me encontré a mi madre. Se había dejado las llaves. Quiso explicarme su odisea desde que se dio cuenta de que en vez de coger las llaves de casa había cogido las del coche. Yo le dije que en ese momento no y que mañana ya me contaba.

Esta mañana, cuando he amanecido, bastante tarde para mi horario normal, me ha explicado que me llamaron al móvil cientos de veces, por la noche lo apago así que era inútil. Luego probaron el de casa, no tengo teléfono en la habitación, así que tampoco. Probaron el interfono que está en la cocina, desde mi cuarto no se oía. Finalmente, consiguieron entrar en el edificio por el garaje y subieron arriba donde por fin oí los timbres de las dos puertas.

Luego han venido las recriminaciones; que cómo apago el móvil por la noche, que cómo puede ser que no oyera nada, que cómo no tengo un teléfono en la habitación... bueno, pues lo siento, el móvil lo apago sobre las diez y media de la noche si estoy la en casa, creo que a partir de entonces ya no son horas de llamar. No tengo teléfono en la habitación por la misma razón, cuando me voy a dormir, me voy a dormir. Y sí, tengo un sueño profundo, duermo muy bien, y eso es bueno ¿no? significa que tengo la conciencia tranquila. Así que el que no duerma como un tronco que se lo piense.

lunes, 14 de febrero de 2011

San Valentín

Ayer era el día de los enamorados aunque yo creo que deberían cambiarlo por el día del orgullo cursi. ¡Pero si es que no puedes pedir ni una pizza sin que te pregunten si la quieres en forma de corazón! (Sí, sí, ayer vi un anuncio de telepizza que te enviaban la pizza en forma de corazón por 7.95 euros). Increíble. Durante 24 horas se te permite ser una cursi rematada, eso si quieres, claro. Ayer todo eran baladas, cenas con velas y películas empalagosas.

Pero es que todo esto, encima, empieza días antes. Todas las tiendas te recuerdan que el día 14 es la fecha en que si no te regalan una caja de bombones, unas flores o un perfume, eres una fricky. Pues lo soy en mayúsculas y neón, porque ni cuando tengo novio me gusta celebrarlo. Prefiero el día de Sant Jordi. Me parece mucho más bonito. Además no hace falta tener novio para tener una rosa, es más, yo cada año, cuando vivía en Barcelona, recibía varias. Es una pena que no se imponga en toda España. Al fin y al cabo, es más nuestro que San Valentín.


domingo, 13 de febrero de 2011

El Rastro

Ayer fui al Rastro por primera vez. Lo sé, llevo 6 años en esta ciudad y aún no había ido. Bueno, pues misión cumplida, ya lo puedo tachar de las cosas que tengo que hacer en esta vida. No está en la categoría de subirme a un camello o bañarme en el Mar Muerto (dos cosas que no pienso repetir) pero tampoco está en la de tumbarme al sol en la arena blanca de Formentera (cosa que hago cada verano).

Para empezar, yo quitaría gente. Esto de ir dentro de un corriente que te arrastra como si de un río de rápidos se tratara, agarrada al bolso y mirando constantemente donde están tus acompañantes para no perderlos de vista, agobia un poco. Pero es divertido ver las cosas que venden. Aunque vender, vender, no sé si venden mucho, porque los ponchos de colores chillones, los vestidos de "Valentín" (sí, sí, Valentín) y los collares hechos con conchas, no me parece que tengan demasiado público.

Después de pasear un poco por los puestos, nos salimos de la masa y nos metimos en los anticuarios. Ahí, entre los muebles de la abuela y las lámparas más raras que puedas imaginar, encuentras esa escultura de jardín que siempre has querido. ¿O no habéis soñado nunca con tener una estatua de 2x2 de un joven romano sentado en un trono? ¿O qué decís de los leones de bronce tamaño natural para la entrada de casa? Pero lo que de verdad me quedé con ganas de comprar (mi presupuesto no me lo permite) era una pareja de mujeres africanas, tamaño natural también (¡quién quiere miniaturas hoy en día!) que aguantaban en los brazos sendas lamparas de 8 brazos. ¡Qué pena estar sin blanca!

En fin, que fue toda una experiencia. Ahora que ya soy una experimentada, estoy segura que la próxima vez que vuelva encontraré esa lámpara de araña con adornos dorados y cristales de murano a precio de ganga. Me va a quedar de miedo en el comedor.

jueves, 10 de febrero de 2011

Caer bien

Es imposible caer bien a todo el mundo. El que crea lo contrario es un ingenuo o un hipócrita redomado. Conozco a gente que además lo intenta. Yo lo tengo asumido y no me importa. Sé que hay gente que le caigo como una patada, pero como estas cosas suelen ser recíprocas, no me preocupa. Siempre he dicho que yo soy sociable pero no social. Lo peor de todo es cuando eres consciente de que le caes a alguien mal y debido a circunstancias de la vida os tenéis que ver bastante y tienes que aguantar algún que otro "comentario". Juegan con tu educación, te lanza una chinita sabiendo que tu no se la vas a devolver. Pero ya hace tiempo que me puse un chubasquero y me resbala bastante lo que digan a mi alrededor las personas que no son ni mi familia ni mis amigos. Lo que diga la gente sobre mí siempre me ha importado bastante poco, por no decir nada. Así que cuando alguien la suelta, yo sonrío y hago ver que no me he dado cuenta. Además, últimamente estoy muy "happy" así que no me van a quitar la sonrisa de la cara. ¡Pero da una rabia!


miércoles, 9 de febrero de 2011

De pinchos

Hace un par de semanas quedé con unos amigos para ir de pinchos. Me dijeron el nombre del sitio pero como no lo conocía no me quedé con él, ni miré de qué se trataba ¡gran error! Al mediodía había quedado con una amiga para picar algo, que "ese" picar algo se alargó hasta casi las 8. Me recogían a las 9.15, así que llegué a casa y me arreglé corriendo. Cuando me dijeron "pinchos" pensé en tasca que además, como ahora no te dejan fumar, el olor a fritanga suele ser bastante más intenso, Aunque como me habían comentado que era nuevo, tampoco sería para tanto, pero ¡vaya! que yo iba de pinchos.

Cuál es mi sorpresa cuando llegamos y me encuentro con un local de decoración a la última moda. Nos preguntaron si habíamos reservado y dijimos que no. Entonces nos ofrecieron la "contrabarra". ¿La contrabarra? ¿Qué es eso? En seguida lo averiguamos. Era la barra alrededor de las mesas. Así que ahí nos acomodamos y entonces me puse a observar un poco más el lugar. Había un "reservado" que era una pecera de cristal, lo que quiere decir que te aíslan pero sigue viéndote todo el mundo. Luego empecé a fijarme en el personal. Todas ellas (excepto yo) iban arregladísimas. Mientras yo llevaba una camisa, un pantalón y unos botines (menos mal que eran con taconazo) ellas llevaban vestidos minis y botas de tacón hasta las rodillas. Cada una con su estilo, mejor o peor encontrado, iban dispuestas a comerse el mundo. ¿Y yo? Yo iba de pinchos.

martes, 8 de febrero de 2011

El sentido del humor

Va un caracol y derrapa. ¡Menuda tontería! Pues esta tontería a mí me ha hecho reír más de una vez (tranquilos, ya no, he madurado un poquito). Todos tenemos un sentido del humor particular que, además, con el tiempo va cambiando. ¿Por qué quién a los 8 años no se ha reído a carcajadas con los chistes de Jaimito? Ahora yo prefiero los Simpson o Friends. Puedo ver los mismos capítulos una y otra vez y sigo riéndome. En cambio, la segunda vez que veo uno de Mr. Bean, me parece un poco pesado. Luego hay a quien le encanta Torrente, algo totalmente incomprensible para mí, o Jim Carrey, ¡aaaahhggg! También existe el que no puede evitar reírse cuando ve a alguien caerse. Saben que no deberían, pero es superior a sus fuerzas. Yo, como normalmente soy la que los contemplo desde el suelo, no puedo simpatizar con ellos. ¿Y qué me decís de personajes como Chiquito de la Calzada o El Nen? Tampoco, no son para mi sentido del humor. Ahora están de moda los monólogos. Los hay divertidísimos, lo reconozco, pero muchísimos de ellos se van al chiste fácil o a la broma de mal gusto. Y no soporto cuando para ser gracioso hay que ser cruel. Eso me saca de quicio.

Cada uno tiene la clavija de la risa en un sitio distinto, y hay que tener cuidado porque cosas que a ti te hacen llorar de risa, al de enfrente puede no hacerle ni pizca de gracia. Es más, puedes estar tocando un tema delicado para alguien, debido a sus circunstancias personales. Así que hay que ir con ojito con "las gracias" que uno va soltando.

Hay esperanza

Me gusta el anuncio de Coca-Cola. Es un poco demagogo pero da un pequeño respiro. Ayer, comiendo con una amiga hablábamos de lo malas que eran algunas personas, ella me contaba la última que un grupo de brujas (yo las llamo las brujas de Eaastwick) le habían hecho. Pero después de despotricar un rato, acabamos hablando de todo lo contrario, de la cantidad de gente estupenda que anda por el mundo sin hacer ruido. Supongo que por eso, porque no hacen ruido, parece que no existen. Pero están ahí, haciendo la vida más fácil a muchísimas personas. No son Madres Teresas, no hacen imposibles, pero dentro de lo que pueden, siempre están a tu lado, con una sonrisa y dispuestas a ayudar.

Así que después de la comida de ayer en la que recordé la cantidad de gente buena que conozco me siento muy positiva y de buen humor y he dejado de preocuparme por la gente que conozco en el otro lado. Eso sí, no me he vuelto aún lo suficientemente cándida como para creer que todo el mundo es bueno.

domingo, 6 de febrero de 2011

Psicótica

Ayer vi una película que, en un principio, parecía comedia romántica, pero a medida que iba avanzando, se convertía en una mezcla de thriller con drama. Menuda combinación ¿eh? La película trata de una chica que empieza a trabajar para un programa de "reality" y una compañera suya la va envenenando para que averigüe qué paso entre su novio y sus ex-novias. Al final de la película ella se ha convertido en una loca de manual. Y es que hay mujeres que cuando se obsesionan con algo, no hay manera de pararlas.

A parte de que los celos me parecen una pérdida de tiempo y de energía, el intentar averiguar lo que no te quieren contar lleva sus riesgos. Probablemente no te guste nada lo que encuentres. Si no fuera así, no tendrías que investigar nada, te lo contarían directamente. Además, ¿por qué ponerte a rebuscar entre su pasado pudiendo preguntar directamente? No estás preguntando la clave de su caja fuerte, sino qué ha pasado en su vida. Creo que es necesario saber un poco el pasado del de enfrente para poder entender sus reacciones. Pero si él calla y lo guarda como si fuera un secreto de seguridad nacional, será mejor que lo dejes correr y te preguntes si realmente quieres estar en una relación donde hay semejante tema tabú. No quiero decir con esto, que tengas que saberlo absolutamente tooooodo, ni siquiera creo que sean necesarios los detalles. Pero sí que creo que es necesario que, al menos, te hagan un resumen. Eso sí, esto es 50% - 50%, así que ve preparando el tuyo.

jueves, 3 de febrero de 2011

El año del conejo

Ha empezado el nuevo año chino y este año es el año del conejo. Yo, en el horóscopo chino, soy ese animal. Lo sé, no es nada glamuroso ni tiene ninguna cualidad especial, más bien es un animal bastante soso. A mí me hubiera gustado ser el tigre o el dragón, tienen más gracia. Pero no, soy el conejo, el signo que destaca por su tranquilidad y paz (me siento zen, mmmm). Así que este año, se supone, va a ser un año tranquilo. Eso sí, viendo como ha empezado en los países árabes, no se si éstos van a estar muy de acuerdo con los chinos.

En fin, que dicen que como yo soy conejo este va a ser mi año, ja, ja, ja, que no me hagan reír. Menos mal que yo no creo nada en esto, es decir, en las predicciones, porque si no ahora estaría flotando en una nube pensando que realmente este año se iban a solucionar todos mis problemas. No es que tenga muchos (he de reconocerlo) pero algún apaño en determinados sectores de mi vida no me irían nada mal. Pero como en el horóscopo occidental soy tauro (vale, vale, otro animal poco sofisticado, ¡hay que fastidiarse!) tengo los pies bien puestos en la tierra.

miércoles, 2 de febrero de 2011

El ratoncito Pérez

Estas Navidades me llevé a tres de mis sobrinos al cine. Fuimos a ver Megamind, película elegida por el mayor. Llegamos al cine, compramos chucherías y palomitas y después de esperar a que limpiaran la sala de la sesión anterior, nos sentamos en nuestras butacas. Teníamos buenos sitios ya que era el día de la cabalgata, así que estábamos prácticamente solos. De pronto, en la película, el malo le dice al bueno (medio bueno, pero no os lo voy a contar) "¡Entérate de lo que es la vida, no existe ni el hada madrina, ni el ratoncito Pérez, ni la Reina de Inglaterra!". En ese momento, mi sobrina de cuatro años me dice muy seria: "El ratoncito Pérez, sí". Es decir, que lo siento por Isabel II, para los niños españoles de cuatro años no tiene ninguna importancia su existencia. Lo mejor, no es que me lo dijera dudando, como buscando una confirmación, no, ella me lo estaba diciendo toda convencida por si la que tenía alguna duda era yo. ¡Inocencia!

Mis sobrinos tienen una relación extraña con este personaje que se lleva tus dientes. Todavía recuerdo como el mayor, cuando empezaron a caerse los suyos intentó timarlo. Sí, sí, intentó timar al mismísimo ratoncito Pérez. En vez de un diente, al ver que era prácticamente del mismo tamaño, le puso bajo la almohada una piedrecita que había cogido en el patio del colegio. Cuál es su sorpresa cuando cuela. Pero otra vez la inocencia, como creía ciegamente en su existencia, se lo contó a sus padres como una gran hazaña "¡He timado al ratoncito Pérez!". Sus padres, alucinados, ya que por no hacer ruido ni se plantearon el hecho de que su hijo de 5 años era ya un timador de primera, decidieron escribir una carta firmada por el ratoncito Pérez y darle una lección. El niño se quedó muy impresionado con la carta pero yo creo que este niño ya apunta maneras desde muy pequeño. ¡Qué miedo!

Febrero

Febrero es el mes más corto del año pero a mí se me hace larguísimo. Ya no te acuerdas de las Navidades y Semana Santa queda aún muy lejos, sobre todo este año que cae a finales de abril. Encima hace frío. ¡Tengo un mono de sol y playa que no puedo más! Además, en febrero, estás blanca y recuperándote todavía de los excesos navideños. Lo declaro oficialmente, el peor mes del año. Ríete tú de la cuesta de enero o de la depresión postvacacional de septiembre. Al lado de febrero no hay color. ¡Ay, y acaba de empezaaar! Siento estar hoy tan poco positiva, es que todavía es día 2, espero para el 15 estar más animada ya que empezaré a ver la luz al final del túnel.

Pd. Por otro lado, siento también haber dado algún susto con mi título ayer. No pensé que nadie que me conociera iba a creer que era un anuncio en toda regla, ni siquiera que iba por mí. Intentaré ir con más cuidado, je, je.