miércoles, 9 de febrero de 2011

De pinchos

Hace un par de semanas quedé con unos amigos para ir de pinchos. Me dijeron el nombre del sitio pero como no lo conocía no me quedé con él, ni miré de qué se trataba ¡gran error! Al mediodía había quedado con una amiga para picar algo, que "ese" picar algo se alargó hasta casi las 8. Me recogían a las 9.15, así que llegué a casa y me arreglé corriendo. Cuando me dijeron "pinchos" pensé en tasca que además, como ahora no te dejan fumar, el olor a fritanga suele ser bastante más intenso, Aunque como me habían comentado que era nuevo, tampoco sería para tanto, pero ¡vaya! que yo iba de pinchos.

Cuál es mi sorpresa cuando llegamos y me encuentro con un local de decoración a la última moda. Nos preguntaron si habíamos reservado y dijimos que no. Entonces nos ofrecieron la "contrabarra". ¿La contrabarra? ¿Qué es eso? En seguida lo averiguamos. Era la barra alrededor de las mesas. Así que ahí nos acomodamos y entonces me puse a observar un poco más el lugar. Había un "reservado" que era una pecera de cristal, lo que quiere decir que te aíslan pero sigue viéndote todo el mundo. Luego empecé a fijarme en el personal. Todas ellas (excepto yo) iban arregladísimas. Mientras yo llevaba una camisa, un pantalón y unos botines (menos mal que eran con taconazo) ellas llevaban vestidos minis y botas de tacón hasta las rodillas. Cada una con su estilo, mejor o peor encontrado, iban dispuestas a comerse el mundo. ¿Y yo? Yo iba de pinchos.

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