jueves, 27 de septiembre de 2012

Los amigos de mis amigos ¿son mis amigos?

El otro día alguien me contaba lo mal que le caía la amiga de una amiga. A mi me pasa a menudo. Amigos de amigos míos que me caen gordos, incluso muy gordos. A parte de que estoy convencida de que eso es recíproco, no entiendo porque hay que tener una relación cordial con gente impertinente. Si es el/la novio/a de un amigo, te fastidias, te callas y sacas la sonrisa más falsa que tienes, porque es amigo tuyo y le quieres y aceptas el hecho de que se ha enamorado de una cretina (o ella de un cretino, pasa en todas partes). Pero por alguien con el que sólo coincides esporádicamente cuando no tienes manera de escaquearte, me parece un esfuerzo innecesario.  Lo sé... es bueno mantener un estado de armonía para no matarnos entre todos, y lo intento, creedme, pero la diplomacia nunca ha estado entre mis puntos fuertes, ¿para qué? si con la cara pago. Se me da mejor la guerra fría, es decir, ignorar al que me cae mal y aguantar el tipo de la mejor manera posible para no sacarle las uñas, pero sonreír.... ¡ufff! Paso. ASí que no, los amigos de mis amigos no son mis amigos, al menos, no todos.

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