lunes, 1 de febrero de 2010

Sé mala

Sé mala... al revés que E.T., ese es el consejo que me da un amigo mío. Claro, él no es extraterrestre, hombre (por lo que se le acerca), pero extraterrestre no. Normalmente no le hago mucho caso, por no decir ninguno, pero, de tanto en tanto, sale a relucir mi lado más oscuro y, soy mala. No soy malvada, pero buena, lo que se dice buena, tampoco.

Después de haber hecho o dicho alguna "maldad" llego a casa eufórica. Pensando: ¡Ja! ¿creías que podrías conmigo, eh? Me voy a dormir más feliz que nadie y me levanto rememorando el momento. Pero ¡ay! a medida que avanza el día, ese lado oscuro va volviendo a su recóndito rincón y "la fuerza" va tomando el control... La conciencia empieza a hacer preguntas y yo cada vez me voy haciendo más y más pequeñita y me voy sintiendo peor. Y durante varios días le doy vueltas al asunto y pienso: quizás, me pasé o espero que no le haya herido.

Por lo que creo que no me compensa unos minutos de desahogo por varios días de angustia. Es como los bombones: un minuto en el paladar y toda la vida en las caderas. He decidido enterrar mi lado oscuro para siempre. Aunque no prometo nada.

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