viernes, 12 de febrero de 2010

Las cajas

Después de que me ha llegado varias veces y de distintos orígenes el famoso vídeo en el que explican el funcionamiento del cerebro femenino y masculino, no puedo más que comentarlo.

Lo primero que explica es que el cerebro se divide en diferentes cajas: dinero, amor, trabajo... y la gran diferencia entre hombres y mujeres es que en el cerebro de los hombres esas cajas no se comunican entre sí, mientras que en el de las mujeres todo está relacionado. Eso no puede ser más cierto. Nosotras relacionamos el amor con la familia, la familia con el dinero, el dinero con el trabajo, el trabajo con el tiempo libre, el tiempo libre con las compras... y así hasta relacionar cada caja con las demás cajas. En cambio, ni se te ocurra hablarle a un hombre de la cena que tienes la semana que viene en casa de sus padres cuando estabais discutiendo sobre la alarma que queréis instalar. Son dos cosas que, para ellos, no tienen nada que ver entre ellas (aunque tú hayas relacionado el hecho de que esa noche estaréis fuera de casa y te gustaría que la alarma estuviera ya instalada).

Después, el vídeo nos descubre una caja que es sólo masculina. En esa caja no hay NADA, absolutamente nada. Y cuando abren esa caja se da ese momento que a toda mujer irrita. Él está medio tumbado en el sofá, te acercas y preguntas "¿en qué piensas?" a lo que el hombre contesta "en nada". ¡Nada! Eso, a las mujeres nos parece imposible. ¡No se puede pensar en nada! Así que insistes, "Va, venga, dime en que piensas" Y él... también insiste "Ya te lo he dicho, en nada". Tu crees que no se atreve a decírtelo por si te enfadas. ¿Pensará que estoy gorda? ¿Se habrá enamorado de otra? Seguro que aquella bruja de la oficina le está acosando, y claro, la carne es débil. Así que vuelves al ataque, "Puedes decírmelo, sea lo que sea, no me enfadaré" (claro que te enfadarás, en realidad ya lo estás, pero crees que si se lo dices no te lo contará nunca). Pero realmente estaba pensando en nada. Así que tú irritada sales de la habitación diciendo "ya no hablamos nunca" y te dura el mal humor durante un buen rato.

Por favor, cuando os preguntemos en qué estáis pensando, aunque esteis en esa famosa caja, no contestéis "en nada", eso nos pone de los nervios, nuestro cerebro no está diseñado para tener un minuto en blanco y esa respuesta nos crea un cortocircuito que hace que estalle hasta la mujer más comprensiva.


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