jueves, 11 de febrero de 2010

La película

Las mujeres, y no tendría que contarlo, tenemos la fea costumbre de montarnos una película a partir del detalle más tonto. Pero eso no es lo peor. Lo peor viene cuando intentan desmontarla. Nosotras le hemos dado tantas vueltas a cada punto que los cabos están más atados que en una de las mejores novelas de Agatha Christie.

Así que de un mensaje, un comentario o una simple mirada, nosotras creamos verdaderas conspiraciones irrebatibles. Para acabarlo de arreglar, el hombre que intenta quitarnos de la cabeza lo que a él le parece una idea de lo más absurda, empieza mal. Su frase suele ser: ésto son imaginaciones tuyas. A lo que nosotras oímos: estás loca. Y, claro, eso no ayuda.

Luego, viendo que por ahí no va bien, empieza a negarlo todo. Lo cual tampoco es una buena táctica. Finalmente da miles de explicaciones que nosotras no escuchamos porque estamos totalmente convencidas de la historia que nos hemos montado.

Más vale que simplemente diga "lo siento" y nos compense de alguna manera (normalmente un abrazo y un beso funciona). Lo sé, es injusto, pero ¿quién ha dicho que la vida es justa?

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