lunes, 11 de octubre de 2010

Niños

Por fin ha nacido mi último sobrino. Tiene casi una semana y es guapísimo además de bueno. He estado unos días con él y con su hermana y, aunque los niños son geniales, a mi me dan pánico. Son totalmente indefensos. Tienes que tener 150 ojos con ellos y aún así no es suficiente. Siempre se dan un golpe en esa milésima de segundo en la que tú no estás pendiente.

Vinieron unos amigos a conocer al peque y llegaron con su prole. En un momento aquella casa se había llenado de niños. Una llevaba un mordisco en la cara del tamaño de una mandarina. Se lo había dado otra niña de su clase que se supone es su mejor amiga... Otra llevaba la marca de una batalla anterior. En fin, que cuando ya puedes volver a tener unas horitas para tí porque ya van a la guardería, te los devuelven heridos y magullados además de enfermos (porque se lo pasan todo entre ellos). Además, los hay muy guerreros. Llevé a mi sobrina a los columpios y una retaca con un moratón en la cara (que ya daba pistas de su carácter) me dijo:"Tengo 3 años y puedo pegarte" ¡A míiii! La miré seriamente y se lo pensó dos veces, eso sí, siguió sin dejar subirse en nada a mi sobrina.

Me encantan los niños, son divertidos y francos. A mí sobrina cuando le pregunto si va a ser buena, si no piensa serlo, me contesta con un no rotundo. Pero de ahí a verme con mis propios retacos... mmmm, creo que no. No me veo capaz.

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