martes, 19 de octubre de 2010

La familia política

Dicen que cuando te casas, lo haces con él y con la familia. Nada más cierto. Puedes tener suerte y ser una familia parecida a la tuya (no digo normal, porque normal, lo que se dice normal, no hay ninguna) por lo que estaréis de acuerdo en la mayoría de las cosas, pero te puede tocar una familia que no tenga absolutamente nada que ver contigo y, entonces, empiezan los problemas.

A veces los problemas no tienen nada que ver con costumbres sino que simplemente, no sabes porqué, tu suegra te mira mal desde que fuiste a comer por primera vez a su casa. Una suegra difícil puede hacerte la vida imposible. Tengo una amiga a la que su suegra le intentó cambiar el menú de la boda a sus espaldas dos días antes. Sí, sí, real como la vida misma. Me acuerdo cuando estaba en pleno follón de preparativos del que tenía que ser el día más feliz de su vida, muchísimas tardes me llamaba y me decía: "No sabes la que me ha hecho esta vez, voy para tu casa, ya le he dicho a él que me recoja ahí dentro de un par de horas, espérame con una copa de vino en la puerta, tengo que desahogarme y calmarme antes de verlo". Porque aunque él la apoyaba, tampoco podía despotricar demasiado, al fin y al cabo, es su madre. Y pase lo que pase, siempre será su madre.




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