jueves, 9 de septiembre de 2010

El aludido

Este verano alguien me dijo que seguía mi blog, que lo leía todos los días. Me sentí halagada y más porque es un hombre y, en fin, no siempre les dejo muy bien. Luego añadió que aunque le gustaba cómo escribía, a menudo tenía ganas de llamarme para explicarme lo equivocadísima que estaba. Puede ser, como le dije, que quizás no era su realidad, pero, definitivamente, sí era la mía. De pronto añadió: y en muchos casos me he sentido aludido. Ahí se me escapó una carcajada. En realidad, no había pensado en él en ninguna de las entradas, y puede que eso hiriera un poco su ego masculino (algo que tienen tan sobrevalorado). En general, de los que hablo, saben que hablo de ellos porque les comento antes que pienso hacerlo. Bueno, vale, no siempre, pero casi siempre lo comento.

En fin, que como vi que tenía ganas, aquí está. Esta entrada está dedicada enteramente a él. Ahora sí que puede darse por aludido. Si hay más aludidos entre los que me leen, por favor, que me lo digan y les aclararé si realmente hablo de ellos o no. No quiero malentendidos porque alguien se sienta nombrado y no en las mejores circunstancias.

Al aludido en cuestión no le pregunté en que entradas se sentía identificado, es algo que me ha quedado pendiente, porque, la verdad, no siendo cierto, tengo curiosidad. Sobre todo porque puede que descubra algo de su personalidad con lo que no contaba. A veces descubres cosas de las personas de la manera más sorprendente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario