jueves, 25 de marzo de 2010

La envidia

Hace unos días estaba en un bar con unos amigos y de pronto entró una mujer de 1.80 con unos tacones de escándalo, una minifalda y un escote más que sugerente. Evidentemente todos los hombres que había en el bar la siguieron desde la puerta hasta la mesa donde se sentó con unos amigos. ¿Qué cara tenía? Si lo preguntas a los hombres, ni idea. Si preguntas a las mujeres que estábamos ahí, por maldad, diríamos que no era nada del otro mundo.

Y es que somos así, no lo podemos evitar. Cuando una de nosotras destaca entre el sexo opuesto, al resto se nos afilan las uñas. Si no podemos negar lo evidente (tiene un cuerpazo, o es guapísima, etc.) siempre encontraremos un "pero" o nos inventaremos alguno. Además con muy mala idea...

Yo soy la primera que me encanta ir subida al andamio y salir a la calle arreglada, pero hay algo que me falta... supongo que el desparpajo que tienen otras que hace que los hombres babeen. No me considero una persona envidiosa, no quiero lo que tienen las demás, pero tampoco quiero que me quiten lo que me gano yo a pulso. Así que a todas esas mujeres de bandera: no os enfadéis cuando el resto de las mortales no seamos especialmente simpáticas con vosotras, no es maldad, es supervivencia.

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