martes, 2 de marzo de 2010

El punching ball

Ayer fui al gimnasio dispuesta a que me enseñaran a golpear un punching ball para ver si así elimino mi enfado cuando éste aparece. Me acerqué a la mesita que tienen los entrenadores y le pedí al que estaba de turno que me explicara como funcionaba el tema. El entrenador, un chico no muy alto pero con unos bíceps del tamaño de un jamón, me miró fijamente y me preguntó: ¿y por qué quieres aprender a golpear? ¿Es para defensa personal? Le dije que no, que no tenía intención de pegar a nadie (aunque he de reconocer que me vino algún que otro nombre a la cabeza). Le expliqué que era para disminuir la ansiedad. Él volvió a mirarme fijamente, me cogió las manos y con una sonrisa condescendiente me soltó: "En vez de querer aprender boxeo deberías intentar solucionar tus problemas". Me quedé boquiabierta. Así que, con una sonrisa más falsa que Judas, le di las gracias y volví a mis ejercicios en las máquinas.

Nunca había corrido tanto en la cinta. Estaba furiosa. ¿Pero quién se creía que era¿ ¿Freud? Menuda psicología barata. Eso sí, mañana, cuando vuelva, voy a ver si tengo más suerte y el entrenador que esté de turno me enseña finalmente a golpear un punching ball. Día a día me encuentro con gente más alucinante y creo que será bueno para mí y para ellos que me desahogue con un máquina en vez de con la cabeza de alguien.

2 comentarios:

  1. Y porque no le dijiste simplemente: muchas gracias, ¿y ahora me enseñas como funciona?

    Yo no creo que hubiera sido tan diplomática, seguramente hubiera añadido algo del tipo "y aprovechando que estamos dando consejos gratis ¿Has pensado en depilarte los pelos de las orejas?"

    Claro que buena soy yo para que me toquen las narices!! :D

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  2. Me quedé tan sorprendida que decidí hacer mutis por el foro...

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