viernes, 12 de marzo de 2010

El coche

Los coches suelen hablar tanto o más de sus dueños que los perros. Los solteros quieren deportivos, los casados utilitarios y los que son padres monovolúmenes. Hay excepciones, claro, pero en general, cumplen esta regla.

Al soltero le gusta el deportivo porque es llamativo y así fardan ante sus amigos (y creen que ante nosotras también ¡angelitos!). Es biplaza lo que impide llevar un tercero molesto y convierten una excursión de amigos en una caravana de coches. Luego está la altura. Hay que hacer un entrenamiento especial para subir y, sobretodo, bajar con cierta dignidad. Y ya no hablemos del maletero, por llamar así la caja de cerillas dónde intentan meter maletas, palos de golf y raquetas de paddle. Pero les gusta la potencia (de la que no pueden disfrutar debido al código de circulación), y la línea del coche.

Los utilitarios, o comúnmente coche, es otra cosa. Ya no hay necesidad de fardar porque ya se han casado. Ahora hay que llevar a padres, suegros y demás familia. Necesitan más espacio, las maletas van a ser dos y además aumentan las excursiones a Ikea. La potencia no la necesitan porque su mujer no les dejará ir muy rápido por la carretera y la línea... la línea es una pena pero es que a ella le da exactamente igual.

Y ya estamos en los que son padres. Estos no necesitan un maletero, necesitan una casa entera para transportar maletas, sillitas, cochecitos, juguetes... Además de tres líneas de asientos para papá, mamá, los niños y la chica. Han olvidado que los coches tienen caballos, ahora lo importante es el comfort y que tenga dvd para que los niños estén callados en los viajes largos. Respecto a la línea, lo importante es que sea grande, muy grande, lo demás es accesorio.


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