viernes, 23 de septiembre de 2011

El gintonic perfecto

Desde hace ya unos años se ha puesto de moda tomar gintonics. Lo que de toda la vida en España ha sido un Beefeater con Schweppes se ha convertido en larguísimas cartas, tanto de ginebras como de tónicas. Yo sigo tomándolo igual que cuando tenía 20 años, Beefeater, tónica (la que tengan que hasta hace poco sólo era una) y limón exprimido. De vez en cuando me agobio al ver esas enciclopedias de ginebras que te dan en los bares y decido probar una nueva, para que no se diga que ni siquiera lo intento. Pero he de reconocer que muchas de ellas no me gustan y que no noto la diferencia de la tónica suficientemente como para hacer como en el anuncio de la casera: si no hay X me marcho.
Ahora, eso sí, han salido expertos de debajo de las piedras. Un amigo mío que hasta hace nada era un fan del whisky y del ron y encima la ginebra no le gustaba nada, me dijo el otro día como tenía que tomar mi gintonic. Vamos a ver, ¡que yo lo tomo como a mí me gusta! Pues no, según él no puedes poner limón exprimido porque entonces es ácido. ¡Es que resulta que a mí me gusta así! No, no, no, insistía, tienes que probar esta ginebra, y esta tónica y no le pongas limón exprimido sino corteza... ¡Ay! A mí tanta pijería para tomarte una copa me desarma.

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