domingo, 19 de diciembre de 2010

Con lupa

El viernes tuve una cena con robo de regalos. Después de que un número de lotería se paseara por casi toda la mesa y el regalo estrella fuera una peonza, yo me fui a casa con una lupa. Sí, sí, una lupa y además de las buenas. En teoría, según mi oftalmólogo, yo soy miope, es decir, no veo de lejos, pero de cerca, mi vista no tiene ningún problema. Mmmm... no sé yo... yo creo que no veo bien y punto. Sino, ¿cómo puede ser que me equivoque tanto con la gente? ¿Y sobre todo con los hombres? Así que este regalo me va de perlas. De ahora en adelante además del monedero, las llaves, el móvil y el paraguas (siempre llevo uno pequeñito por si acaso), voy a añadir una cosa más a mi bolso, la lupa. De esta manera siempre la tendré a mano para cuando tenga dudas sobre la persona que tengo en frente. Puede parecer un poco extraño que, de pronto, saque la lupa como Sherlock, pero es que, llegados a este punto en que me toman el pelo con aparente facilidad, no me queda más remedio que adoptar posturas excéntricas pero espero que efectivas. A ver si así conseguimos ver un poco mejor.

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