miércoles, 5 de mayo de 2010

Inmaduros

Es por todos sabido que los hombres maduran más tarde que las mujeres. Hasta ahí, de acuerdo, es cuestión de esperar. ¡Pero es que los hay que no maduran nunca! En un primer momento cuando te llama dos horas más tarde de lo que habíais quedado, piensas: ¡qué despitadillo! Y aceptas el me quedé dormido o se me pasó con una sonrisa comprensiva. Primer error.

Más adelante, cuando habéis quedado con tu madre para comer y él se presenta una hora tarde y no habla durante toda la comida, te mosqueas. Pero vuelves a aceptarlo cuando te dice que es tímido. ¡Tímido! Pues para ser tímido hay que ver como ha sonreído a la camarera... Segundo error.

Finalmente llega el error fatal. Aquél en el que comprendes que como el jueves salió con sus amigotes hasta las 5 de la mañana, el viernes está destrozado para ir a cenar con los tuyos. Entonces ya no hay vuelta atrás. Ya no hay límites. Estás con un niño malcriado al que encima le concedes todos sus caprichos.

Pero un día dices basta. Así que lo sientas y le cuentas que no puedes seguir con él, que estás cansada de esperar una hora arreglada en casa porque él se ha despistado por el camino cuando venía a buscarte. Estás cansada de tener que justificarlo ante tu familia y amigos porque él tiene una resaca del 7. Estás cansada... de todo en general. Entonces, él te mira con ojos de perrito abandonado, te dice que lo siente y que no volverá a ocurrir, que va a cambiar. Como te lo creas, estás perdida.

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