miércoles, 27 de enero de 2010

El malo

Un amigo mío siempre dice que el bueno no liga. ¿Será cierto? Tristemente, a menudo, sí lo es. Nos gusta el malo, nos atrae y además él lo sabe. Pero eso no es lo peor, lo peor es que lo has visto venir.

Tiene el don de la insistencia. Eres un reto y cuánto más digas que no más interés le creas, hasta que llega un punto en que se te acaba la resistencia y caes. Caes en picado y sin paracaídas. Al principio te sientes flotar, crees que te envuelve y en realidad te ata. Juega contigo, sabe como mantener tu interés, y cuando ya ha eliminado todas tus defensas empieza a aburrirse y te deja con el corazón roto.

Lo sabías, sabías
que iba a hacerte daño, pero en vez de salir corriendo, te has quedado ahí, quieta, creyendo que eras más fuerte y más lista, que contigo no podría. ¡Y claro que puede! Porque no es su primera vez, ni será la última. Conoce tu mente y sabe dónde atacar, y, como Atila, arrasa con todo.

Pero el corazón, aunque duele, no es lo terrible. El corazón, con el tiempo se repone, y sobre todo de los malos (es peor superar el que se acabe con uno bueno). Lo terrible, es que te sientes como una idiota. Eras consciente de que eso iba a ocurrir, pero decidiste que, por una vez, ibas a dejarte llevar. ¿Y a dónde has llegado? A ninguna parte. Sabes que en realidad, ni siquiera has aprendido la lección. Sabes que llegará otro y volverás a dejarte tomar el pelo.


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