domingo, 3 de junio de 2012

El señor X

El sábado, cenando con dos amigos llegó la pregunta: ¿quién es el señor X del que has estado huyendo estos dos meses? No contesté. Se dice el pecado pero no el pecador. Sólo diré que es un mareante profesional. Un día es encantador y al día siguiente un cactus. Un día te envía 8 whatsapps geniales en 10 segundos y luego estás una semana sin noticias, silencio absoluto. A ellos les debe parecer que es una manera de hacerse los interesantes y que así nos tienen en vilo. Puede ser, pero no eternamente. Un ratito nos divierte el ¿dará señales de vida? ¿Me llamará para tomar algo? Pero pasado el tiempo esa actitud nos desespera y nos cansa. Y llegamos a lo que llegué yo: no quiero más juegos, sal da mi vida YA. Si te intereso de verdad sabes donde estoy y si no te intereso ¿te importa apartarte que me estás estropeando la vista? No es fácil, lo reconozco, sobre todo cuando el energúmeno en cuestión te gusta, pero hay que quererse un poco más y saber que si hasta ahora no ha dado ningún paso definitivo, nunca lo dará. Le estás entreteniendo mientras no encuentra otra cosa que le guste más. Estos son los típicos que, después de marearte durante meses, un día llegan y te dicen que se casan con una chica que han conocido hace tres segundos y a ti se te queda una cara de idiota... cuando a un hombre le interesas ya se asegura él de que no te escapes. Así que por eso decidí que el Señor X no me compensaba y para pasar página definitivamente desaparecí del mapa. Ahora que ya no tiene nada que hacer porque mi cerebro ya lo tiene en el archivo de "Ni muerta" puedo volver al mundo. ¡Y vaya si he vuelto!

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