martes, 29 de mayo de 2012

El cuento de la lechera

Ayer había sorteo del euromillón. ¡99 millones de euros! Entre unas amigas decidimos que no podíamos dejar pasar esa oportunidad. Como estamos un poco dispersadas (que bueno es el whatsappp para que eso no sea un problema) una se fue a comprarlo y nos pasó la foto con los números unas dos horas antes de que fuera el sorteo. Nos tocaban 11 millones por cabeza. No está mal ¿eh? Así que durante esas dos horas estuvimos imaginando qué haríamos con el dinero. Una quería comprar el restaurante en el que cenamos desde años cada vez que nos reunimos. Le quitamos la idea de la cabeza, celebrarlo ahí sí, pero ¿comprarlo? No nos acababa de convencer la inversión. Estuvimos planeando como recoger a las desperdigadas. Incluso montar una misión a los Ángeles de Charlie para recoger a una de nosotras que estaba encerrada en una reunión de trabajo. Finalmente llegó la hora y, evidentemente no nos tocó, sino no estaría en casa delante de mi ordenador contándoos esto, estaría en un avión rumbo a cualquier parte. Pero habíamos pasado dos horas tan buenas. Habíamos conseguido hacer reír a una de nosotras que está pasando un momento muy triste, a la de la reunión, se le pasó volando el tostón que estaba sufriendo y yo durante dos horas me olvidé que mañana tengo que hablar cuatro minutos seguidos en chino sin chuleta ni nada. Así que, aunque no tuvimos los números premiados, yo no diría que el cántaro se rompió. A veces no hace falta que te toque el dinero para que digas que te ha tocado la lotería. Creo que a nosotras ayer nos tocó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario