martes, 29 de junio de 2010

Caras y nombres

Antes nunca olvidaba una cara o un nombre. Sí que es verdad que mi querido cerebro tiene la mala costumbre de archivar caras por un lado y nombres por otro, por lo que a veces los cruza a su antojo y comete errores difíciles de arreglar.

Con los años, la cosa ha empeorado. Ahora, encima, ni recuerda todas las caras ni mucho menos todos los nombres. Hace poco, en un cocktail me presentaron a una chica, y yo, la miraba y pensaba, como me suena, como me suena... ¡Claro que me sonaba! Había cenado con ella hacía unos años en un italiano. Por un lado pensé, bueno de esto hace unos años y ella ha cambiado mucho (para mejor he de decir) y por otro lado... sólo éramos 4 cenando... Lo más grave es que esto no va a mejor. Los años no perdonan y cada día voy más despistada por el mundo. No sé si es que mi cerebro se está oxidando o, simplemente, ya sólo guarda la información que considera vital para el día a día como medida de precaución.

Por otro lado, hay gente que tiene muy mala idea y que disfruta haciéndote pasar un mal rato. Cuando ven que tú estás haciendo un esfuerzo para recordar, te vienen con la pregunta: ¿No sabes quien soy, verdad? Sabiendo que estás escarbando en tu cerebro para encontrar la información. Yo, generalmente, me pongo colorada hasta las orejas y, con un lo siento, intento que la otra persona me dé una pista. A veces me la dan pero otras no. Y eso creo que es una crueldad innecesaria.

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