jueves, 17 de junio de 2010

Armas de mujer

Hemos de reconocerlo, las usamos, y, a veces, de la manera más mezquina. ¿Cuál de nosotras no ha usado la sonrisa para colarnos en la barra de un bar llena de hombres pidiendo cerveza? Llegamos nosotras, sonreímos desde lejos al camarero, y hecho, ya podemos pedir. ¿Por qué creéis sino que las camareras de detrás de una barra son tan antipáticas? Te ven llegar desde lejos y con la mirada te dicen "conmigo no, mona, a mí tu sonrisa me toca un pie".

Luego tenemos el arma contraria, las lágrimas. Y esas sí que son definitivas. No digo ponerse a llorar como una energúmena, pero si vas poniendo cara triste y se te van humedeciendo los ojos hasta que unas lágrimas ruedan por tu cara, eso es mano de santo. Al de enfrente se le olvida que lo que le pedías era un imposible. ¿Cómo iba a dejar de ver la final del mundial de fútbol por ir al ballet contigo, aunque te lo hubiera prometido hace meses porque no cayó en la fecha...? Pero le has puesto carita de perro abandonado y no lo ha podido resistir.

En ese momento llega tu arma más poderosa. Te haces la mujer comprensiva. Y le dices que, aunque te lo había prometido, entiendes que es el mundial y que puede ir a verlo con sus amigos mientras, tú, pobrecita, te quedas en casa. Eso es un arma de las mejores, porque durante las próximas dos semanas podrás ir al ballet, a ver la comedia romántica que tanto te apetece, te acompañará de compras y te llevará a cenar a ese restaurante que te gusta tanto. Y él seguirá presumiendo ante sus amigos de lo bien que maneja a su novia que cuando hay fútbol, él queda con ellos y nosotras en casa. Sí, sí...

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo!! Usamos las armas de mujer y mucho: una sonrisita, unos ojitos y listo!! :)

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