lunes, 5 de abril de 2010

La llorera

Me cuesta mucho llorar viendo una película por muy dramática o triste que sea. Vaya, que no lloro ni con Bambi. Así como tengo amigas que para ver Titanic necesitan proveerse de varias cajas de Kleanex, yo ni siquiera la aguanté hasta el final: cuando descubrí que quedaba hora y media de película y que entonces el barco empezaba a hundirse, decidí que era demasiada agua para mí.

Tampoco lloro en las bodas ni en eventos parecidos. Es curioso observar a las personas sentadas a tu alrededor en una boda. Muchas tienen las lágrimas en los ojos y, si te fijas en la primera fila del lado de la novia, puedes ver verdadero llanto. En fin, a mí no me emocionan. ¿Será que no me siento reflejada?

Lo que sí hago de vez en cuando es tener la gran llorera. Sí, sí, de pronto un día tengo unas ganas locas de llorar y me paso la tarde con el pañuelo en la mano y derramando lágrimas como una Magdalena. ¡Y que bien sienta! Al día siguiente estoy como nueva y no vuelvo a tener ganas durante varios meses.

Creo que las mujeres tenemos el lagrimal más sensible que los hombres y cada una lo hacemos desahogarse de manera diferente. Las hay que lloran con una comedia y las que como yo, no lloran casi nunca. Bueno, mentira, para lo que tengo una facilidad terrible es para llorar de risa, cuando me hacen reír se me saltan las lágrimas. Mira que soy "rarita" eh?

1 comentario:

  1. Jo pues yo soy de esas que lloro con todo, no soy capaz de controlarlo...pero comparto también esas lloreras, no sabes por qué pero tienes unas ganas locas de llorar sin razón aparente, así que a llorar se ha dicho y a desahogarse!!

    Enhorabuena por tu blog! Esta genial!

    Saludos

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