martes, 27 de abril de 2010

El volcán

La semana pasada un volcán que la mayoría no sabíamos que existía paralizó a millones de personas. Yo fui una de las afortunadas, y no va con ironía, ojalá hubiera durado un poquito más. Entiendo que a muchos les debió suponer un trastorno bastante grave pero a mí, en cambio, me dio la oportunidad de quedarme en una ciudad maravillosa 4 días más.

Por motivos que no voy a explicar ahora, a mí siempre me quedará Shanghai (como dice un amigo mío). La ciudad es increíble, llena de vida y divertidísima. El caso es que en circunstancias extrañas como ésta, en la que te quedas colgada en un hotel sin poder volver a casa, las personas se unen. La mayoría de los huéspedes en el hotel les pasaba exactamente lo mismo. Algunos nos encontramos luego en el aeropuerto cuando por fin nos dejaron salir.

Lo que no tiene pase es el trato de las compañías aéreas. Todavía estoy esperando que Airfrance me diga que mi vuelo se ha cancelado. Es cierto que, como estamos en la era de la información, la televisión hizo que no me levantara al alba, dejara el hotel y me dirigiera al aeropuerto donde una marabunta de personas esperaban que les subieran a un avión. Pero si tuvieron a cientos de personas en el aeropuerto es culpa suya. Ahora la mayoría de los vuelos se compran via internet, es decir, que enviando un email general advirtiendo de lo que ocurría y cuales eran los pasos a seguir, se hubieran evitado bastantes líos...

Y ya no comentar las opciones que te dan para volver a casa. La más alucinante fue: Shanghai - Pekín -Dubai - El Cairo y en el Cairo barco a España. Mi respuesta fue que muchas gracias pero que no me sentía identificada con Willy Fog.

En fin, que aunque fue un caos y tenía cierto nerviosismo por saber si algún día volvería a casa, he de reconocer que ha sido uno de los mejores viajes que he hecho nunca y que en el fondo tengo que dar las gracias al volcán en cuestión.

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