miércoles, 23 de enero de 2013

Una promesa es una promesa

Ayer un amigo me contaba que iba a tener que poner un "cagatió" en su casa. Yo, lo siento, no tengo ni idea que tiene de navideño el tronco en cuestión, seguro que hay una historia detrás, pero a mi la verdad es que es el "cagatió" no me gusta nada, y creo que a mi amigo tampoco. Por lo visto hizo una promesa. Prometió que pondría uno en su casa si le concedía lo que el quería y parece que ha funcionado. Yo le pregunté que en qué momento se había cruzado uno en su camino y entonces me cuenta la siguiente historia: "Iba por el casco antiguo y en frente de la catedral, entre todas las figuritas navideñas había un "cagatió" enorme que me miraba fijamente con unos ojos penetrantes. Entonces como Escarlata O'Hara con el puño en alto lleno de tierra y la misma intensidad del "a Dios pongo por testigo que nunca más pasaré hambre" prometí que si me concedía el deseo que le pedía pondría uno en casa." Así que ahora tiene que añadir el tronco con la barretina en su salón. Eso sí, si es cierto que concede los deseos, hasta yo soy capaz de poner uno.

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