viernes, 4 de enero de 2013

Prioridades

El domingo por la noche vuelvo a Madrid. Vuelvo el domingo porque cuando cogí el billete, todos los trenes del día 7 estaban bloqueados y a riesgo de perder las ofertas de tarifa web, decidí comprarlo para no tener que vender un riñón por esperar un par de días y ver qué pasaba. Así que, con el roscón de Reyes todavía en el esófago, tomaré rumbo a mi rutina diaria. Volveré a mi gimnasio, a mi nevera haciendo eco, a mis ensaladas de bolsa y a mis yogures. Mi cuerpo lo pide a gritos después de dos semanas de comidas, cenas, aperitivos y meriendas. No he visto a todos los que debería haber visto, no estado socialmente muy activa. Pero he disfrutado muchísimo de mis personitas favoritas; mis sobrinos. Lo siento, pero he decidido cambiar mis prioridades, así que si una excursión con ellos a Figueres supone que llegaré demasiado cansada para subirme al tacón e ir a cenar a un japonés, no me arrepentiré lo más mínimo de quedarme en casa viendo Arsenico por compasión tirada en el sofá. Y así voy a seguir todo el 2013. Se acabó el socializar por no ofender al personal. Si estoy con ganas y fuerzas bien, y si no lo estoy, no quiero que nadie se lo tome por el lado personal, porque no lo es, pero si lo hace es su problema no el mío.

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