domingo, 20 de enero de 2013

El continental

Tengo un amigo que cada vez que juega al continental me envía whatsapps para que le vaya recordando las reglas. A medida que va avanzando en el juego me va haciendo preguntas. No sé si lo hace porque tiene memoria de pez o para decirme: je, je, domingo por la tarde yo estoy jugando al continental y tu estás en casa viendo una película basada en un hecho real en el que una mujer muy mala, muy mala, está haciendo la vida imposible a unos niños mientras su padre, que llora el asesinato de su esposa, no se ha enterado de que es la secretaria/niñera/amiga de su mujer quien la ha matado para quedarse con él. Si es por el primer motivo, ayer ya le sugerí que se tatuara las reglas en la espalda, yo misma le buscaría un tatuador de fiar. Y si es por el segundo se las voy a tatuar yo misma para oírle gritar cada vez que le meta la aguja llena de tinta.
No son pensamientos de los que me siento orgullosa, he de reconocerlo, pero es que el continental es uno de mis juegos favoritos, sobre todo porque se me da bastante bien y gano a menudo. Y la envidia no trae nada bueno. Así que para la próxima timba, o recuerda las reglas, o espera a que yo vaya a Barcelona para unirme.

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