jueves, 23 de febrero de 2012

¡Qué ataque más gratuito!

Comiendo la semana pasada, un amigo mío, queriendo explicar mi vida sentimental a una chica que acababa de conocerme, la definió de esta manera: "es la pera, no quiere saber nada de citas, le montas comidas y nada, o cenas y tampoco nada, no quiere ni oír hablar del tema. Los tiene ahí esperando y ella no les hace ni caso". ¿Cómoooooo? En fin, primero de todo, no entiendo la necesidad de explicar a una perfecta desconocida mi terrorífica vida sentimental. Que sí, que me cayó muy bien, pero no creo que en una hora (que era más o menos el tiempo que llevábamos sentadas en la misma mesa por primera vez) tengamos la confianza suficiente como para hablar de algo más que del tiempo. Y segundo, eso es como le dije: un ataque totalmente gratuito. Yo no los tengo "esperando" en ninguna parte, es más, si en este momento hay alguno interesado en mí, más que esperando, está más escondido que el propio Wally. Si no acepto "citas" es porque cuando las acepté me llevé más de un chasco y tuve que pasar por más de una escena peculiar. Recuerdo la última en la que literalmente salí corriendo. Sí, sí, hasta ese día no me había dado cuenta de que podía ganar las olimpiadas en carreras sobre tacones, si se dignaran a reconocer eso como deporte. Pero he de decir que cómo he decidido convertirme en mujer fatal, puede que sí que acabe teniendo cola en la puerta de casa. Ya veremos.

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