martes, 13 de diciembre de 2011

Dios los cría...

Es cierto, nos rodeamos de personas afines a nosotros. Aunque tengo un montón de amigos de lo más dispar, en el fondo, somos bastante parecidos en nuestra manera de distinguir el bien del mal. Y aunque esa distinción parece obvia, no lo es para nada. Los límites éticos y morales varían de una persona a otra de maneras insospechadas. Lo que para mí es blanco o negro para el de al lado puede ser de un color totalmente turbio. Y lo que yo puedo comprender perfectamente para el de enfrente es indescifrable. Me considero una buena persona, y ¿quién no? Y aún así estoy segura que hay quien le parezco Cruella de Vil (que ya me lo han llamado alguna vez). Por eso creo que buscas a amigos que comprendan tus actos que a otros les pueden parecer verdaderas maldades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario