miércoles, 27 de julio de 2011

Entrenamiento

Cuando llegas al aeropuertomde NY, mientras haces la larguísima cola para pasar el control de pasaportes, deberían darte varias clases. A parte de que así la espera sería menos pesada, creo que ayudaría mucho al turista.
Uno de los entrenamientos esenciales es como coger un taxi en esta ciudad. El primer día que tuve que enfrentarme a la busca y captura del taxi me costó 40 minutos lo que hizo, evidentemente, que llegara tarde a cenar. El europeo tiene la costumbre de que si en una esquina no pasan taxis, te mueves a otro punto que crees más factible. No hagaís nunca eso en NY, no te lleva a ninguna parte, sólo te paseas por la ciudad y si encima llevas tacones como era mi caso, es una pesadilla. Otra costumbre nuestra es esperar a ver un taxi libre para levantar la mano y pararlo. ¡No, no, no! Tampoco es buena idea. Tienes que tener el brazo siempre levantado para que el que está libre, (lleve la luz o no, porque no siempre la llevan para poder coger a quien les da la gana) te vea y se pare. Además tienes que vigilar a los de a tu alrededor, porque si te descuidas te quitarán tu taxi sin miramientos aunque tu estuvieras ahí mucho antes que ellos. Ahora me he cnvertido en una experta y ya no hay taxi que se me escape.
Otro entrenamiento es caminar por las calles. Parece una tonteria pero no lo es. Los primeros días me parecía que iba chocando con todo el mundo hasta que una compañera de clase neoyorquina me explicó el truco. Tienes que andar por la derecha, como en las escaleras mecánicas. La gente siempre va por ese lado lo que crea dos carriles humanos en las aceras y evita el ir esquivando a la gente e ir haciendo eses como si te hubieras bebido todo el alcohol de Manhattan.
Finalmente, el cruce de calles. Yo respetaba los semáforos, y me paraba cuando empezaba a parpadear el rojo avisando que se iba a poner verde para los coches. Pues tampoco. Tu cruzas y punto. Hay que vigilar que no vengan coches, esté el semáforo en verde o en rojo porque si no vienen coches, aunque esté en rojo, la gente que tengas detrás te empujará para que cruces porque ellos no paran. Lo cierto es que en esta ciudad NADIE para y creo que es lo que más me gusta de ella.

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