jueves, 2 de octubre de 2014

Nostalgia

Lo sé, hace siglos que estoy callada, pero llegó el verano y en ese momento mi cerebro estaba ocupadísimo en no hacer nada. Después vino la vuelta a la realidad, y en ese momento mi cerebro ha estado adaptándose a la actividad y eso conlleva un proceso duro y doloroso. Finalmente, una vez en pleno funcionamiento, ya estoy aquí. ¿Y qué tal el verano? A esta pregunta le queda un telediario. Ya nadie se acuerda de que ha hecho el mes de agosto. Y si se acuerda le entran ganas de llorar por la nostalgia. Esa playita, esos mojitos, los paseos en bici, las tardes leyendo un libro que exija poca concentración mental acompañada de una copa de vino... ¡Ay! Perdonad que estoy con la lágrima. Necesito un pañuelo. Vuelvo otro día.

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