lunes, 20 de mayo de 2013

¡Vaya semanita!

Ya llevo una semana en Barcelona y aunque no he parado, tampoco he adelantado demasiado. Sigo sin encontrar piso, lo que implica que mis cosas siguen en cajas en un guardamuebles en Madrid, y que cada mañana, a la hora de vestirme piense ¡qué mal he hecho la maleta! Hay mañanas que me acuerdo exactamente de ese jersey que pensé que no querría ponerme, o de mis abrigos, ya que creía que ya estábamos en primavera, o tras la lluvia de este fin de semana no he hecho más que llorar por mis botas de agua. Por otro lado, dominar mi pelo está siendo más difícil que domar a un tigre de bengala. Me lo seco a conciencia con secador, me paso la plancha y salgo a la calle pensando que tiene un poco más de volumen que el deseado pero que está bien, aceptable, pero es llegar a la oficina (20 minutos de paseo) y empiezo a notar como las ondas empiezan a formarse ¡aaagghhh! Según el peluquero necesito un tratamiento de keratina, lo que implicará perder dos horas en la peluquería y medio riñón para pagarlo, porque estos "tratamientos" nuuuuunca los hacen por 20 euritos. 
Pero vamos a lo positivo: ya puedo andar por la calle sin ser diana para las bicicletas, me han informado de sitios nuevos a explorar en la ciudad para salir y tomar una copa y estoy poniéndome bastante al día de las novedades de mis amigos, hasta ahora me enteraba horas más tarde, como si fuera un partido de baloncesto en China por teledeporte, siempre son en diferido. 

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