lunes, 23 de enero de 2012

Partido de fútbol

Ayer, por primera vez me llevaron a un partido del fútbol. Nada menos que al Bernabéu. Jugaba contra el Atlético de Bilbao, menos mal, si llega a jugar contra el Barcelona me linchan, ahí no habría podido disimular. Pero como era contra otro equipo y no soy ninguna fanática, fui con el equipo del que generosamente me había invitado.
He de reconocerlo, lo pasé como una enana. A mí, que el fútbol me trae sin cuidado y que sólo veo los partidos cuando quedamos en un bar por el simple hecho de que es un plan. Incluso, el miércoles por la noche, mientras yo estaba absorbida por Downtown Abbey, sonó el interfono. Era un periodista de Intereconomía que quería saber si estaba viendo el partido. ¿El partido? No, no, no. ¿Quién juega?, le pregunté. Sorprendido, si acabar de creerse que lo preguntaba en serio, me contestó: Real Madrid - Barcelona. ¡Vaya! Que eso es lo que me entero yo del fútbol.
Pero he de decir que ir al campo es totalmente distinto. El ambiente, las pipas (¡puagh!) Pobre al que luego le toca la limpieza. La señora de atrás de 100 años, de los cuales lleva 70 sentada ahí, gritando "¡Sinvergüenza!" y declarando su amor incondicional a Marcelo... la tensión... ¡ufff! ¡Qué nervios pasé!
Eso sí ganamos. Sí, sí, digo ganamos que ayer yo iba con el Real Madrid. ¡Quién me ha visto y quién me ve!

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