miércoles, 29 de enero de 2014

La empatía

Hoy iba a contaros que una amiga mía está tan enganchada al Candy Crush, que ayer en vez de subir a casa mientras yo acababa de arreglarme, se quedó en el coche ya aparcado jugando, mientras a mí me decía, no te preocupes, no hay prisa, estoy mirando unas cosas... yo creí que se refería a algo de trabajo, pero cuando bajé y la vi con el ipad en las manos y esa pantallita de colores casi me da un pasmo.
Pero fuimos a cenar con otra amiga y estuvimos hablando de la empatía, y me pareció increíble lo distintas que somos. Cada una de las dos es una de las caras de la moneda. Mientras una sufre por tooooodo lo que le pasa a tooooodo el mundo, la otra sólo siente el dolor ajeno si ese dolor lo sufre alguien cercano, muy muy cercano, y no siempre, depende si le parece ese dolor real y justificado o no. Yo, hasta hace unos meses, era más parecida a la primera, no tanto, he de reconocerlo, pero me acercaba, sentía el dolor ajeno como un dolor propio. Pero, de un tiempo a esta parte, me he vuelto de piedra, ya ni siquiera puedo disimularlo. Como me dijo alguien hace poco, "Al menos te das cuenta de que algunas veces eres muy fría, ya es algo". Y el hecho de que vaya cada vez a más me preocupa. Sí, sí, me preocupa, porque no soy yo, al menos no soy la que he sido siempre, y en teoría, a mi edad, la gente ya no cambia ¿o sí?

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