lunes, 11 de noviembre de 2013

La curiosidad mató al gato

El sábado salí con dos amigas a cenar y a tomar una copa. A eso de las 3 de la mañana decidimos retirarnos y cogimos un taxi para que fuera parando en los distintos destinos. Ya dentro del coche el taxista apaga la radio y comenta que no nos va a poner lo que estaba escuchando. ¿Por qué? Preguntamos. Porque no, no nos veía preparadas para ello. ¡Ala! ¿Cómo puede decir eso a tres mujeres? La reacción lógica no tardó en llegar: venga, póngalo, que tampoco puede ser para tanto, etc. El hombre claudica y muy serio, antes de poner la radio nos pregunta: ¿creéis en los extraterrestres? A mí se me escapa una carcajada sin ningún tipo de disimulo, pero cual es mi sorpresa que la reacción de una de mis amigas es decir: "y tanto que creo" totalmente en serio. Y entonces empiezan a hablar de conspiraciones alienígenas de seres de otros planetas que están en la tierra de tapadillo con total conocimiento por parte de la NASA. Yo miraba a mi amiga flipada, no creyendo lo que oía, y además pensaba, esto me pasa por cotilla mientras lloraba de risa ya que la última margarita impedía que pudiera disimular lo más mínimo. Adivináis a quien dejó primero el taxista ¿no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario