lunes, 1 de abril de 2013

Renovada

Salí de Madrid con lluvia y llegué ayer con lluvia. ¡Esta ciudad sí que sabe hacerse querer! Menos mal que en los cuatro días intermedios he tenido comidas hasta las cinco de la tarde al lado del mar, mojito en el puerto, paseos en bici, partida de cartas, y una divertidísima comida - merienda y casi cena hasta las ocho y media de la noche en una de las casas más bonitas de la isla. Así que vuelvo renovada y encima con un poquito de color. ¿Se puede pedir más? Claro, siempre se puede pedir más, pero a mí en este momento no se me ocurre. Eso sí, con mi gracia natural, mientras metía la maleta en el maletero del coche para ir al aeropuerto, me di un golpe en la rodilla en el punto exacto donde me hice daño tras mi castaña en la portería de casa. Algo así como un recordatorio de que la perfección no existe. Pero como estos cuatro días la han rozado, ya estoy buscando billete para el puente de mayo porque esta ciudad me descarga las pilas con mucha rapidez.

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