Así que de un mensaje, un comentario o una simple mirada, nosotras creamos verdaderas conspiraciones irrebatibles. Para acabarlo de arreglar, el hombre que intenta quitarnos de la cabeza lo que a él le parece una idea de lo más absurda, empieza mal. Su frase suele ser: ésto son imaginaciones tuyas. A lo que nosotras oímos: estás loca. Y, claro, eso no ayuda.
Luego, viendo que por ahí no va bien, empieza a negarlo todo. Lo cual tampoco es una buena táctica. Finalmente da miles de explicaciones que nosotras no escuchamos porque estamos totalmente convencidas de la historia que nos hemos montado.
Más vale que simplemente diga "lo siento" y nos compense de alguna manera (normalmente un abrazo y un beso funciona). Lo sé, es injusto, pero ¿quién ha dicho que la vida es justa?
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