miércoles, 25 de julio de 2012

Vacaciones

En una hora estaré camino al aeropuerto. Tengo la maleta hecha, el bolso preparado (que pesa más que la maleta) y lista para salir. Cuando te apetece algo hay que ver con que rapidez y eficiencia lo haces. Ayer se reían de mí pensando que debía llevar dos días planeando mi maleta, a veces me sorprende lo poco que me conoce la gente que más debería saber de mí. Yo, la maleta, siempre la hago el mismo día. Incluso el año pasado cuando me fui a Nueva York durante un mes, la maleta se hizo el día de salida. En fin, está bien eso de que no lo sepan todo de ti, y eso que el que más se rió lo sabe absolutamente todo de todo el mundo. Es un archivo de datos de los más variopintos de cada persona que se ha cruzado en su vida. Ya no digo de nosotros, sus amigos, que el opina que en ese hobby que tiene de recabar información, nosotros no pintamos nada porque ya lo sabe todo, sino que de personas que ha visto dos veces en su vida es capaz de tener datos sobre ellas que impresionarían al mismísimo FBI. En fin, que me he desviado del tema, hoy me voy de vacaciones y no puedo esperar a salir de la meseta y aterrizar en una playa esta misma tarde.

domingo, 22 de julio de 2012

Réquiem por un cactus

Un amigo mío, hace unos meses, se compró un cactus. Pensó que es una planta que no necesita grandes cuidados y que puede sobrevivir perfectamente en una casa en Madrid con los cambios de temperatura que eso conlleva (calefacción a más de 50 grados en invierno y aire acondicionado a menos 50 en verano). El cactus no es que sea una de mis plantas favoritas, personalmente me parece que comprarte una cosa que pincha para decorar tu casa dice algo muy curioso sobre tu personalidad, pero a gustos colores y él se lo compró encantado, incluso en Navidad le colgó bolitas como si de un abeto se tratara. No le había preguntado más por el cactus ya que, en fin, no me había dado tiempo a cogerle cariño hasta que el sábado, en una comida, nos suelta que se ha muerto. Sí, sí, el cactus ha muerto. ¿Cómo? Pero si eso sobrevive en el desierto, es decir, ¡no había ni que preocuparse en regarlo! Pues sí, había dos pruebas irrefutables. Una era que uno de los brazos se había escuchimizado tanto que parecía una pasa de corinto y la otra, era un olor parecido al de un cadáver después de diez días. ¿Y qué hizo mi amigo con su cactus, con su compañero de piso de los últimos meses? Decidió que no podía llevarlo a un contenedor tal cual, así que como un asesino de película de terror, lo cortó a trocitos. Sí, sí a trocitos, ríete tú de "La matanza de Texas" y sus sierras eléctricas, al lado de mi amigo, unos aficionados. Ahora sólo espero que mi amigo haya sustituido el cuidado de las plantas por el de los sellos, libros o figuritas de cristal, cualquier cosa que no esté viva me vale.

martes, 17 de julio de 2012

El "espantacamareros".

Con el calor que hace lo que más apetece es salir y tomarte algo en una terraza por la noche a ver si ya que el sol se ha retirado corre un poco de brisa. En Madrid, brisa, lo que se dice brisa, no corre mucha pero a partir de las nueve de la noche es la única hora en la que puedes salir de la burbuja del aire acondicionado. Así que en una de éstas, me fui a tomar algo con un amigo. Al llegar a la terraza nos encontramos con unos conocidos. Los saludamos y se acercó el camarero que con un gesto nos preguntó si nos íbamos a sentar. Yo creí que se refería a sentarse en la terraza y le dije que sí pero que en un momento. Él no me entendió y trajo dos sillas más a la mesa donde estaban sentados nuestros amigos. Nos despedimos de ellos y nos sentamos en otra mesa. Y ahí empezó todo. El camarero era uno de esos que quedan tan pocos: super amaaaable. Bueno, vale, lo reconozco, rozaba la cursilería, pero estuvo muy atento. Era bastante jovencito, con cara de buenazo y yo diría que era su primer día de trabajo, lo que era seguro es que no debía llevar ni una semana trabajando ahí, por el interés que ponía. Cuando ya llevábamos dos tintos de verano y estábamos acabando con un gintonic nos preguntó si queríamos algo más, y mi amigo muy serio le contestó que la cuenta. ¡pobre hombre! Todo nervioso y preocupado le dijo a mi amigo que si nos íbamos por lo que había dicho, que para nada quería decir que dejáramos libre la mesa. Le contestamos que no pero aún así pidió perdón tres veces más y se fue compungido hacia dentro. ¡Menuda manera de hundir al pobre camarero en la miseria! A mí me entró la risa, sobre todo cuando veo que mi amigo es el que está entonces preocupado de si había sido un poco borde. Yo, para que negarlo, le saqué jugo a la cosa y me reí un rato a su costa  Le dije a mi amigo que debería ir al baño a consolarlo porque seguro que se había encerrado ahí a llorar. Lo cierto es que no se nos volvió a acercar, ni con la cuenta ni para ver si queríamos otra copa. Pasado un rato tuvimos que reclamarle la cuenta. Desde entonces mi amigo ha pasado a ser el "espantacamareros" oficial, si algún camarero es un poco antipático con vosotros, no tenéis más que avisarlo...

miércoles, 11 de julio de 2012

Finales felices

Desde que somos pequeños nos hacen creer en los finales felices. Nos cuentan cuentos de hadas donde un príncipe maravilloso pasará por tu lado, te verá y ¡pam! amor verdadero de por vida. Si el príncipe anda un poco despistado siempre tendrás la ayuda de un hada madrina y la bruja, por más mala y maquiavélica que sea, siempre acaba perdiendo. Y eso te lo inculcan cuando eres más receptiva, dicen que el cerebro de un niño es como una esponja y esos finales felices te llegan hasta lo más profundo. Así que cuando llegas a una edad adulta resulta que para tu príncipe tu no eres su princesa, el hada madrina está de vacaciones y la bruja siempre gana llevándose al príncipe. En ese momento te quedas con cara de idiota pero llegan tus amigas y te dicen que ese no era el adecuado, que tu príncipe está por llegar, y tú vas y te lo vuelves a creer. ¿Para qué? Para que se repita la misma historia.
Hace tiempo empecé a escribir una historia, pero no encontraba el final feliz por ninguna parte. Era imposible que realmente eso pudiera acabar bien. Estuve dándole vueltas durante meses hasta que me rendí y dejé de escribirla porque para historias tristes ya tenemos el telediario todos los días. Ahora creo que voy a volver a ella pero va a ser real como la vida misma. Nada de cuentos con príncipes, princesas y hadas madrinas. Tampoco hay bruja, en esta hay un ogro.

jueves, 5 de julio de 2012

Bloqueada

Hoy estoy bloqueada. No me concentro. Cojo un avión en unas horas y aún ni siquiera he sacado la maleta. Y no es que no me apetezca el destino, me voy a mi isla bonita, a ese lugar donde entro en estado zen y la plancha del pelo se queda olvidada en un rincón, el reloj en la mesilla y el móvil aparcado. Es sólo que hoy tengo un día tonto, muy tonto. No sé porqué y eso me está matando. Normalmente existe una razón para ese estado: he tenido noticias del espacio exterior, he visto a un marciano o estoy en la luna. Pero no, mi teléfono está bastante controlado, a la calle sólo he salido cinco minutos y con el único que he cruzado un "buenos días" ha sido mi portero, y aunque es un poco raro, no podemos clasificarlo como marciano, y ¿en la luna? No, tampoco es eso. Así que estoy preocupada porque tengo un presentimiento de que algo terrible va a pasar, no terrible en plan desastre natural, pero sí en plan de que luego recordaré que el instinto está para algo y que a ver si aprendo a escucharlo.  Así que estoy bloqueada, con un poco de mal cuerpo y preocupada por lo que me espera. Creo que está llegando el tsunami del que hablaba hace días. Ya oigo el estruendo de la ola, ¡ay!

martes, 3 de julio de 2012

Eurocopa

Hemos ganado la Eurocopa, ¡yupi! Está muy bien, durante un ratito hemos estado todos apoyando a algo, todos juntos, como si nos lleváramos bien. Eso sí, ya han empezado los comentarios. Por ejemplo que la selección española done su prima por haber ganado el partido. ¿Perdón? ¡Qué cara! Yo con el dinero de los demás también haría muchas cosas. Si lo quieren donar, les honra, pero si prefieren gastárselo, eso también me parece perfecto, ponen ese dinero en circulación. Y si lo que quieren es fumárselo... en fin, es una pena, pero es suyo. También critican que esa prima no tribute en España. ¡Hay que ser hipócrita! Si a cualquiera le dicen que en lugar de que te quiten un 40% por impuestos, hay una manera totalmente legal de que sólo sea un 20%, creo que el espíritu patriótico se desinfla en ese mismo momento.
Lo que realmente me gustaría es que ese dinero vinieran a gastárselo a España de compras, comiendo, cenando y bebiendo, así ese dinero va directamente a la población. También me gustaría que los políticos predicaran con el ejemplo, es decir, que nosotros nos apretamos el cinturón pero ELLOS también: rebaja de sueldos y dietas YA. También creo que sería positivo si todos este mes de agosto nos fuésemos de vacaciones a los miles de destinos fantásticos que tenemos en España, así el dinero te lo gastas pero se queda en casa. Y por último, lo que realmente me encantaría, es que me tocara el Euromillón (ya puestos a pedir).