En un primer momento estuve a punto de contestarle que a los hombres no hay quien los aguante pero me acordé que sus cuentos favoritos todavía son La bella durmiente, Blancanieves y Cenicienta y, en un acto de bondad (del cual todavía me arrepiento), decidí no chafarle esos sueños de princesas y príncipes. Así que le contesté: "Porque no tengo novio". Entonces soltó la cuchara y me dijo: "¡Pues ya es hora, porque yo si tengo, y muchos!".
Me pasaron varias cosas por la cabeza antes de contestarle, entre ellas, Herodes, al cual eché de menos. Otra fueron sus padres, a los que miré para que callaran a la niña pero no podían hablar de las carcajadas que había causado su "pequeña". Así que después de descartar todas (ninguna era bonita), respiré hondo y en bajito le dije: "Esto lo hablaremos tu y yo otro día y en otro sitio".
Notaba los movimientos espásmicos que le causaba la risa al señor de al lado. Por fin acabamos de cenar y nos levantamos. Intenté salir lo más digna posible, como si esa conversación no hubiera ocurrido, sabiendo que el vecino de mesa me repasaba de arriba a abajo y comentaba con el resto de la mesa lo que había ocurrido. Bajé las escaleras sin tropezarme (en mí es todo un logro porque cuánto más compuesta quiero estar, menos me obedecen los pies) y salí del restaurante del cual, os aseguro, espero no tener que volver.
Mi sobrina... en fin, me ha vuelto ha hacer la"preguntita" alguna otra vez, pero por suerte está creciendo y ya no lo considera un tema tan interesante. Espero que la que va detrás no la imite, si no ¡me queda "pregunta" para rato!
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