Cada uno responde según su carácter. A mí, cuando me buscan, me encuentran. No lo puedo evitar, caigo como una bendita y acabo llevándome un disgusto de mil demonios. En cambio, tengo amigas que ya pueden pincharlas y pincharlas, que nada. Como si vieran llover. No se alteran. Por un lado, es una suerte, tu tensión arterial lo agradece enormemente. Pero por otro, consiguen que el que está buscando una riña se crispe cada vez más y acabe rompiendo cosas contra la pared.
Creo que sería recomendable que junto con los básicos de una casa, como son la nevera, la tele o el despertador, se añadiera un punching ball, para que cuando se busque pelea se encuentre frente a un montón de espuma y no frente a una persona.
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