Pero esa habilidad es una condena, porque mientras ellos se excusan en que están concentrados en algo, el resto de las cosas las tenemos que hacer nosotras. Eso nos pasa por mostrar nuestro don. Lo mejor sería actuar como ellos; que suena el timbre de la puerta: tú estás al teléfono. Que hay que bajar la basura, tú estás arreglando el salón... y así hasta que entiendan que no queremos llevar la carga de todo.
Pero creo que nuestra generación ya ha llegado tarde para ese cambio "radical" en nuestras vidas, así que habrá que confiar que las generaciones futuras sean más listas y menos dispuestas que nosotras.
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