Está visto que la envidia es muy mala. Además si triunfas en un mundo de hombres, peor. Si Sara Carbonero fuera lista pero fea, no hay problema, la tratarían como a una más. Si fuera guapa pero tonta, cumpliría un tópico. Pero ¡ah! resulta que es guapa y lista, y eso, por lo visto, no tiene perdón.
Por mucho que digan que hemos avanzado mucho en el campo de las mujeres y sus carreras profesionales, es evidente, que los hombres siguen sin aceptarnos en determinados campos. Peor para ellos, porque estoy segura que después de una jornada de trabajo es mucho más divertido ir a tomar una copa con una compañera guapa y lista, que con el compi de turno para hablar de mujeres guapas y listas.
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